OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

viernes, 21 de septiembre de 2007

El Mago Del Olvido

Rincón de los Relatos
Escuché entre las gentes un ruido, todos hablaban del mago del olvido. “¿Quién es ese mago?” les pregunté recordando que necesitaba borrar de mi mente ese algo. “Es un anciano, lento y perezoso pero tremendamente poderoso” comentó un pirata que ya no recordaba como perdió su pata. “Debes ir al bosque pensando en eso que quieres dejar de pensar y verás el camino a su casa al tiempo pasar” dijo un viejo alcohólico que ya no sabía por qué sufría de cólicos.


Así penetré el bosque con mi mente concentrada en enfocar lo que me volvía loco tan solo recordar. Su rostro, su sonrisa, las mariposas que siempre la rodean, los paraísos que en sus ojos merodean. Súbitamente aparece un final de arcoiris y tan irreal acontecimiento me llevó a caminar hacia allá sabiendo que al llegar la casa del mago del olvido habría de encontrar.


Era un hogar pequeño con una clásica chimenea esfumando nubes que más arriba agua gotean. Ni un constructor experto podría decir cual material sostiene la casa, parece no tener formas ni solidez y sin embargo dan ganas de vivir dentro de su calidez. A la entrada, un jardín con flores cuyo nombre no pude recordar pero se que alguna vez todos sus colores supe recitar.


“¡Joven que llegó por el arcoiris!” llamó un anciano desde la puerta que apestaba a flor de iris. Caminé hacía él nervioso y titubeante pero pronto y como por magia corría presuroso y desafiante. “Me hablaron de su magia poderosa capaz de borrar hasta la memoria más tormentosa” y le revelé la información que la gente me entregó en mis momentos de desesperación. “Pasa y veré que puedo hacer, sin embargo no se que habladurías a tus ojos hicieron ver”.


Dentro de la casa, sólo una sala de estar en la cual nada había que valiera la pena recordar. “Cuéntame entonces de que naturaleza, es el recuerdo que necesitas arrancar de tu cabeza” preguntó alzando una larga vara de madera que a mi rostro apuntó. “Es una mujer, la más hermosa que se podría querer pero las marañas del atardecer han escondido eternamente el sueño de con ella poderme mecer”. Entonces los ojos cerró y a invocar sus hechizos comenzó.


Sin siquiera poder protestar, aparecí en un desierto molinar. Una anciana campesina, quizás muerta por su aroma a naftalina, aparecía como un espíritu en pena por como daba vueltas al molinar en dura faena. “El río del tiempo rápido fluye, debemos aprovecharnos y así el recuerdo huye” recitaba la viejecita y con aplausos ella misma se felicita “Rápido muchacho que el río viene con mucho brío” y a su mirada entendí, esto era parte del hechizo y enseguida su petición atendí.


“Dadle tiempo al río del tiempo, su caudal todo se lleva sin dejar atrás la más mínima prueba” a las palabras de la anciana sentí el tiempo avanzar con frenesí. Entré al río y me deje bañar por el pasar del tiempo que todo me haría olvidar. De pronto la marcha del río cesó y le pregunté a la anciana “¿ya todo terminó?” y me miró y consultó “dime tú si acaso la tormenta del recuerdo escampó”. Consulté mi mente con mi fe en la esperanza de no ver más la imagen de aquella mujer y su danza. Pero ahí seguía tal como la vi el primer día.


Sin un momento para meditar la magia del mago me volvió a llevar a un lugar el cual recuerdo antes haber visitar. Todo estaba en blanco, excepto por un carpintero que calzaba un solo zanco. “¡Ven!” invitó dándole a su martillo un vaivén, “Ayúdame a sacar estos clavos y convertir estas murallas en harapos” pero yo carecía de la herramienta que él lucía. “Lo siento pues sin uno como el tuyo a la pared no le sacaré un solo murmullo” a lo que sin dejar de trabajar respondió “no te engañes pues no necesitas nada más que lo mismo que a esta madera clavó”. No recuerdo como pero entendí de qué se trataba el acuerdo: tomar un clavo nuevo, relucientes como espejos y reemplazarlos por los oxidados clavos viejos.


Terminada la afanosa cruzada me dirigí al carpintero “¿ahora si los recuerdos al fin se fueron al basurero?” a lo que repuso “dime tú si esa memoria ya está en desuso”. Pero dijo eso apenas y volvió a mi mente la mujer de mis penas y en cuanto la recordé a la casa del mago del olvido retorné.


“¿Lograste tu cometido desde que te fuiste hasta ahora que llegaste?” preguntó con el semblante de alguien sabiendo la respuesta desde antes. “Sabes muy bien como la realidad es” le dije enojado pues me sentía estafado. No la olvidé con el fluir del río del tiempo, no la relegué cambiando clavo por clavo ¿Acaso estoy condenado a de este recuerdo ser esclavo?” a esta altura mis ojos lloraban y las nubes que salían de la chimenea su lluvia arreciaban. El mago del olvido tocó mi frente y reveló su sabiduría a mi oído impaciente.


“El corazón es un sitio de infinita proporción y desvanecer lo que alguna vez ha amado es algo es imposible ¡impensado! Recuérdala ahora y dime ¿cómo tu memoria la imprime?”. Tan fácil fue verla otra vez, pero mi corazón no se retorció de nuevo en esa molesta estrechez. Sonreía sin saber bien como se provocaría, versos y rimas de amor danzaban en mi mente y ser escritos era su clamor urgente. Agradecido y maravillado le dije al mago “gracias por ese mal haber arrancado, gracias por transformarlo en algo valorado”.


Nunca olvidaré ese día pues en el corazón la memoria no se desvía. De ser sólo tormentos los recuerdos de ella pasaron a ser hermosos cuentos que se volvieron con el tiempo grandes aciertos.


Finalmente aprendí el mensaje, no se puede olvidar bebiendo un brebaje, sólo los tontos creen que el corazón puede olvidar algo amado con tanta adicción. Los recuerdos se deben transformar y así volverlos a amar. Rimas, colores, formas, sinfonías, puedes con tus tormentos crear o a lo que a tu mente y corazón se les ocurra soñar. Adonde quieran volar.

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