OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

lunes, 14 de febrero de 2011

Escribir y Dejar Que Todo Salga

Rincón de los Relatos

14 de Febrero, acaba de empezar y siempre he creído en su potencial inspirador comparable tal vez a un atardecer perfecto o a un paseo por los canales venecianos. Me dije a mí mismo “me sentaré a escribir a ver qué pasa, escribiré lo que salga” y nada. La hoja en blanco, la parpadeante barra solitaria del procesador de texto, releí los cuentos románticos del blog, los acumulados en archivos y en cuadernos abandonados por ahí y nada. Me siento un estúpido, por eso no puedo escribir y otra vez me encuentro con los sentimientos sangrando como cuando escribí C’est La Vie Sans Paris aunque con una diferencia esencial, si ese día hubiese sido el 14 entonces sí me hubiera sentido inspirado y tal vez hubiera inventado una historia como Adelle y Chaperone, algo de un tenor esperanzador, positivo. Yo creí que lo había transpirado todo al escribir Ilusiones de Arena y no fue así y es posible sea la principal razón por la que no quiera volver a pensar en una historia romántica en un día tan particular como hoy, perderme otra vez en los tontos sueños diurnos se ha convertido en una pesadilla aterradora y no puedo salir de ahí a pesar de desearlo tanto parecido a Abrazando la Luna sólo que temo haber dado la vuelta al columpio yendo hacia atrás, el aire, la luna, a mis espaldas.

Tal vez debería escribir sobre alguien al azar, lanzar una moneda y escribir algo sobre una mujer bonita como lo hice en Flores y Pecas entre cuento y poema sin ser ninguno es decir ninguna cosa aunque cuando lo leo algo me gusta, un mínimo orgullo. Intento Fallido de Poema 1 también inspirado en una mujer en específico, aclarando: esta historia y Flores y Pecas tienen nombre y apellido y suelen ser relatos que me dejan satisfechos quizás por lo real de la inspiración. Aunque hay otros que son simple inventiva como A Mi Novia Le Gusta el Sushi cuya sensación cómica y anecdótica es un resultado bastante único y siempre me ha gustado al igual que Drive Thru sin embargo este último es de aquellos relatos que cada vez que releo me gusta menos.

Supongo debería pensar en el futuro si el presente me entrega menos que nada románticamente. En La Realidad Con Susan es el resultado de mi creencia sobre la evolución de Internet y lo que sigue luego algo que apodé como La Virtual, una pequeña historia de cómo podrían ser los romances en el futuro en la misma línea que Romance En El Cine Interactivo eso sí con un poco más de acción y bastante más simple.

Nada de esto me ha servido hoy y qué si siento desesperanza, indiferencia ante un día más en el calendario, qué más puedo hacer con un corazón tocando el violín en tonos melancólicos, incapaz de entender cómo llegué a escribir algo como Entre Lluvias y Pozas uno de los pocos cuentos propios que de verdad me gustan. Una y otra vez lo leo y pienso en cuán lejos estoy de sentir que puedo escribir algo así otra vez, no puedo con mi lápiz rojo sin tinta en un cuaderno de hojas amarillas. Todo lo que se me ocurrió fue esta trillada idea de hacer un recuento de historias con algo de romance y por qué no, decirle a este día que corra como siempre y no me moleste más.

A lo mejor necesito hacer algo radical como en No Hay Dónde Escapar y deshacerme de todo, escapar lejos, muy lejos, dejar el violín en el vacío, botar los sueños en el camino, cerrar los ojos y ver nada, abrir los ojos y ver nada y acelerar aun más fuerte y destrozar las leyes físicas, reventar el corazón y el estómago para cambiarlos por unos nuevos y qué extraño porque a pesar de todo miro al cielo estrellado con el cuerpo vacío y tal como en la historia los astros cobran vida y aparece un rostro nuevo, difuso y qué si no quiero verlo, este es un día lejos de toda la semántica de las ilusiones para mí y qué si me siento así, más estúpido que nunca tanto como para arrojar toda esta mugre al blog y que el pequeño mundo que me rodea lo lea. ¡Vete, aléjate! no, hoy no, no quiero soñar con un rostro ni durmiendo ni despierto, no una Sinfonía en Azul porque 14 querido, esta vez quiero no creer en ti.

martes, 8 de febrero de 2011

El Secreto de Azúcar


Rincón de los Relatos

NOTA: Esta historia tiene su origen en una antigua deuda y que luego de mucho tiempo y una historia fallida tengo el gusto de pagar, sujeto por supuesto a la conformidad de mi acreedora.

A Gloria.

El Secreto de Azúcar

El calor se hace insoportable durante el día pero ni el sol ni la ausencia de nubes parecen ser la causa. Los cristales de altos edificios, el concreto callejero, el metal de miles de autos, los humos asfixiantes de fábricas, el gris de la ciudad parecen capturar el calor del sol y quemarnos como lupa a las hormigas que marchan día a día acarreando pequeños premios encontrados luego de intensas caminatas. Lo aterrador es que lo amamos, acariciamos la espalda de las grúas constructoras y miramos al cielo imaginando cubos de hormigón gigantes con los ojos llorosos de emoción, de anhelo infantil por ese regalo tan esperado y qué suave se sienten los pies en las veredas de cemento y el motor de partida del auto una sinfonía moderna y qué suene el celular justo ahora ¡qué bello concierto! y los efectos del humo verde en el escenario y los relojes repican cada vez más veloces. Y en medio de esa locura rondan perdidos e ignorados don Horacio y doña Amelia tomados del brazo sin entender el por qué de este urbanismo tan atareado y voraz.

Día Domingo y la inmensa construcción habitacional tomaba un descanso, en silencio vigas, andamios y mezcladoras dormían a pesar del calor y los ancianos caminantes tratando sobretodo de recordar.
-Aquí estaba ese parque de juegos donde jugábamos a la cuerda con Clarita- miraba Amelia la construcción entre caídas de agua.
-Y ahora ponen este edificio- añoraba Horacio tiempos pasados.
-Es el progreso viejo, la ciudad tiene que crecer- le dijo su esposa sin estar ninguno de acuerdo.
-Ponerle cemento al pasto y tapar el sol con concreto- reflexionó Horacio en un extraño arranque de sabiduría.
-No seas así viejo burro, son otros tiempos nomás- Amelia miró una vez más la construcción a través del enrejado -¡Mira eso viejito!- en un rincón de la obra, tapada por cerros de ladrillos, se lograba ver un resto de pasto maltratado. Un sobreviviente poco común, un pradito de parque ahogándose entre ripio y arena pero sin duda con vida. Sin aguantar las ganas Amelia y Horacio encontraron una falla en el enrejado y como dos ágiles adolecentes se entrometieron y olvidando la artritis corrieron a explorar ese terreno de memorias.
-Aquí era estoy segura- decía Amelia parada en medio del pasto.
-Allá jugábamos con el Hugo a las bolitas- decía Horacio olvidando su pérdida de memoria.
-Manzanita del Perú, cuántos años tienes tú, todavía no lo sé, pero pronto lo sabré-
-¿Aquí no era dónde…?- Horacio buscaba algo con desesperación temiendo sobretodo que sus recuerdos estuvieran mal mezclados. Entre la muralla del nuevo edificio y los límites de la propiedad quedaba un espacio largamente abandonado ni siquiera tomado en cuenta por los ingeniosos calculistas.
-¡Ahí está todavía viejita mira!-
Una verdadera antigüedad de madera, un disco giratorio, jamelgos de pie, techo circense, parecía haberlos esperado todo este tiempo empapado en polvo y el maquillaje desvanecido.
-¿Te acuerdas viejo?- Amelia acariciaba el disco de madera ladeado con los años –Aquí fue donde nos conocimos.
-Tú estabas aquí- recordaba Horacio encaramado en el carrousel junto a uno de los caballos –era tu favorito hasta tenía nombre-
-Ayúdame a subir viejo-
-Se puede caer-
-Qué se va a caer viejo burro, ayúdame-
Apenas le quedaban algunos detalles al anciano potro, se notaba su color blanco, se adivinaba su montura verde y su cola vagamente de algún café o negro, su rostro apenas dibujado, un diente, el relieve de un ojo.
-Azúcar, así se llamaba cuando era un poco más blanco y un poco más alegre- Amelia sentada y a su lado de pie Horacio ambos en un trance silencioso, viajando cada uno lo más lejos que podían recordar, separándose de este mundo de pronto tan ajeno. Impulsados por la añoranza de otros tiempos los corroídos engranajes del carrousel hacían esfuerzo sobremecánico y giraban lenta, imperceptiblemente aunque ya hace tantos que los niños no montaban el juego que equivocaban el sentido y el disco comenzaba a girar en sentido contrario.

De a poco la plataforma volvía a ponerse recta, la cadera le molestaba menos a Amelia, las tuercas perdían oxidación, los huesos de Horacio recuperaban firmeza. El giro aumentaba velocidad, tímida volvía la tonada que solía adornar los paseos. Horacio y Amelia cerraban los ojos para sentir la leve brisa en sus espaldas, corriente, viento, enormes máquinas golpeaban los edificios hasta tumbarlos, el asfalto se derretía y comenzaba a llover hacia arriba, a estocadas la hierba derrotaba a las veredas, con sus timbres las bicicletas correteaban a los autos, una ráfaga en la espalda, narices destapadas, oídos despejados, la catarata en sequía, otra vez Amelia y su voz dulce, Horacio y su vozarrón radial. De golpe, el mundo volvía a su estática natural.
-Amelia- Horacio tomó sus manos y se arrodilló frente a ella -¿te acuerdas?-
-Aquí fue donde me lo propusiste viejito- el carrousel giraba lentamente a gusto del caballero y su doncella. Horacio revisó sus bolsillos y sacó una pequeña cajita roja.
-Viejita mía ¿te quieres casar conmigo?- Amelia lloraba y Azúcar relinchaba de alegría, recuperaba sus colores, su cola ahora café, su montura verde y su enorme sonrisa.
La brisa en la espalda de Amelia, corriente, viento, ráfaga, las máquinas terminaban su trabajo y se retiraban bajo el sol dominante de alba a crepúsculo, las aves volvían de su larga ausencia en el sur y aleteaban fuerte lanzando lejos el polvo trayendo de vuelta el azul perdido, las llantas reventaban, ruedas de radios y madera dominaban las calles adoquinadas y Azúcar parecía más grande y brioso, miraba a Amelia a su piel tersa, sus ojos brillantes, su pelo adornado con cintas rojas y Horacio se le acerca al oído y dice. (Viento)
-Te ves como en ese día- tenía la memoria cristalina como si estuviera escrita frente a él. (Corriente)
-¿Y tú eres el nuevo?- le preguntó Amelia melosa y coqueta. (Brisa)
-Sip- respondió mirando al suelo, jugando con sus pies.
-Yo soy Amelia-
-¡Amelia, nos falta una ven!- se escuchó desde las niñas con la cuerda.
-¡Ya voy!- y antes de correr a jugar le dedicó una sonrisa, la primera, a Horacio.
-Creo que enamoré de ti- dijo para sí mientras la veía saltar la cuerda, entonces acarició el lomo de Azúcar cuya sonrisa brillaba más que nunca y se acercó a su oído y le dijo:
-No le vayas a decir pero cuando sea grande me voy a casar con ella-

sábado, 5 de febrero de 2011

¿Adónde Quieres Ir Ahora?

Rincón de los Relatos

Nota: Lo bueno de no escribir para vivir es poder hacer experimentos que pueden o no funcionar como la siguiente historia que se presentó en mi mente mientras escuchaba una y otra vez esta canción, por eso no las pude separar ¿si funcionó o no? quién sabe...
MICRONOMIC DE LALI PUNA

¿Adónde Quieres Ir Ahora?

It’s so hot in here
La emoción de la separación. Al fin se iba de casa luego de terminar el colegio, ahora a la universidad a millones de kilómetros lejos de sus padres. “¡Ah! la libertad y su olor a petróleo” le daba palmadas a su maltratada pero propia nave.
It’s burning outside
El universo lo esperaba, adiós madre, adiós padre, adiós hermana. El motor está listo. Cuánto había deseado este día donde las decisiones fueran realmente suyas y todo parte con subirse a la nave, despegar, romper el sonido, la atmósfera y navegar por las vías galácticas hacia la vida.
And all your teenage idols
¡Bum! las barreras superadas y aparece el espacio en su calma negra, inalterable.
Have left the building
Se enciende el navegador automático y a continuación “dónde vamos” pregunta y por primera vez se da cuenta que puede decir lo que quiera. A casa, a Marte, a Júpiter, y qué ganas tenía de ir a todos lados sólo porque ahora era libre y…
Haven’t you seen the signs of the time
No podía, su matrícula lo esperaba en la moderna universidad bajo las cúpulas de acero de Venus. No podía elegir “pero soy libre” y sin embargo no había otra decisión y el navegador automático de su nave seguía preguntando con desesperación.
Where do you want to go?
“Sé donde tengo que ir”.
Where do you want to go now?
“Pero no quiero ¿Esto es libertad, salir al espacio exterior y tan sólo tener una alternativa?”.
Are you the last to know
Nadie se lo advirtió “porqué no me dijeron” ahora es demasiado tarde para volver “tampoco me puedo rendir”.
They’ve change your future
La nave hace rato apagó sus motores y él pasmado con las estrellas pensando en todas las alternativas muertas “¿tan obvia es la vida? estudiar, enamorarse, trabajar, casarse, hijos, nietos, la muerte” no, no estaba dispuesto y entonces.
Where do you want to go?
“Allá” le dijo al navegador apuntando a una estrella cualquiera.
Where do you want to go now?
“Esa estrella ¿no la ves?” y la nave comenzó a moverse hasta quedar de frente al astro señalado.
Where do you want to go today?
“¡Vamos!” y los motores reventaron.
It’s so hot in here
El universo alteró sus leyes rendido antes los motores creación del hombre y la nave entró en las redes maleables del tiempo y el espacio.
It’s burning outside
La nave recorría a millones de kilómetros por segundo un túnel de flamantes rayos de energía negra chispeantes al roce del pájaro espacial y su acero refulgente ante un calor más intenso que el sol y le encantaba el aroma, a fuego, a vértigo, a libertad.
Everybody’s leaving
¡Pum! un rayo golpeaba la nave y minúsculos pedazos de metal se desprendían. Ahí va la Universidad de Venus ¡Pum! estudiar ¡Pum! enamorarse ¡Pum! trabajar ¡Pum! casarse ¡Pum! nietos ¡Pum! ¡la muerte!
Say they will make it on the other side
El universo volvía a su forma natural y la nave ahora surca el espacio con el impulso del viaje en una trayectoria infinita hasta la intervención del piloto “La libertad en su máxima expresión”.
Haven’t you seen the signs of time
Algo no andaba bien, seguía sin sentir la liberación que soñó desde niño, de hacer lo que quisiera, ir donde quisiera. Tal vez “ya es tarde”.
Where do you want to go?
“No lo sé déjame en paz”.
Where do you want to go now?
Las naves no se dirigen solas, sin directrices deambulan por el espacio profundo buscando monedas para comer.
Are you the last to know
No podía creer “lo inocente que fui”.
They’ve change your future
Sus padres se despidieron de él con una sonrisa “lo sabían y no me lo dijeron” y supuso que era de esas estúpidas lecciones paternales que uno debe descubrir por sí mismo “cuánta pérdida de tiempo”.
Where do you want to go?
El navegador ya no aguantaba más presión, rogaba por una decisión.
Where do you want to go now?
“Así que esto es, esto es volar con alas propias” reía mientras observaba los alerones de su nave.
Where do you want to go today?
¿Quedarse ahí? ¿Venus? ¿volver a Tierra? Comprendió entonces que el navegador dependía de él.
Where do you want to go?
La voz no callaría.
Where do you want to go now?
“Ya sé” y los motores volvían a rugir, la nave giraba lentamente apuntando a su nuevo destino.
Where do you want to go today?
Libertad no se trata de ir donde quieras “se trata de llevar a cuestas un navegador que nunca sabe dónde ir”.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Clásica Neoclásica Vida


Rincón de los Relatos

Miras por la ventana de tu nuevo loft, último piso, ciudad esplendorosa ahí luciéndose ante ti. Unos tragos en el bar más elegante, sólo gente linda y se acerca ella radiante, explosiva, coquetean un rato, te la llevas a la cama y tu loft es maravilloso, veámonos de nuevo, a la cama y de nuevo y todos te envidian, te paseas con sus ojos celestes mientras el techo se guarda en el maletero. Trescientos invitados, salud por los novios la pareja perfecta el éxito en su pureza misma y el espumante más caro y los trajes más exclusivos, ¡salud! te vas de copas por los pubs y tus amigos cuentan sus vidas y están casados y el convertible, un loft en la cima y el puesto de gerente, clásica neoclásica vida. Y un día la muy zorra me dejó, un whisky doble con hielo, no la voy a perdonar se llevó todo la muy zorra ¡salud! y volviste a los bares de hotel con nombre inglés a buscar quién sabe, cómo jode la entrepierna y te la llevaste a la cama del loft, te va engañar te va a quitar la plata, pero la puta lo hace muy rico y te casaste con trescientos invitados quince años más viejos y el vino más francés ¡salud! y enfurecido la muy perra me botó en cuanto pudo, te advertimos, nous t’avertîmes, we warn you en todos los idiomas. Tu dinero ahora se va en bares, prostitutas y la comida de la gata ¡oh clásica neoclásica vida! nosotros estamos igual compadre aunque yo me compré un perro y yo un canario y esclavizado por la mascota tres maullidos y un ronroneo y le das de comer. Te vas a duchar y el regenerol se terminó y parado ahí quemándote con el agua fría así de rápido pasó la vida y cuántos otros mirando el frasco de shampoo anticaída y enrojeciendo con el agua helada y un paso afuera y estás rodeado de flores y un campo enorme y el zoológico de la vida completo zorras, perras y gatas dicen presente mientras desciendes lentamente y la gata da tres maullidos y un ronroneo y se pone a llorar pero nadie la ve pues todos se han ido ya.