OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

martes, 25 de octubre de 2011

La Guerra De Los Últimos Días

Rincón de los Relatos

Nosotros no nos merecemos esto Alxe, hemos luchado por preservar la paz hasta nuestro último aliento y estamos a punto de sucumbir ante la arcaica maquinaria enemiga. No, no digas eso ni si quiera lo pienses, los destruiríamos con un solo aliento de energía se transformarían en polvo estelar sin vida.
Zixr pobres ilusiones emanan de tus sentimientos ¿no lo ves? ni con tormentas de luz y radiación podrías hacerlos desaparecer, mucho menos regresarlos a su estado inicial. No, su espíritu trasciende incluso nuestras leyes. Sé lo que pasa por tu mente, estamos condenados, sus misiles encontrarán nuestro calor y nos reventarán y ni siquiera polvo seremos, volveremos a la nada misma de nuestros días previos.
Me niego a creerlo pero sin embargo… sin embargo no puedo, es evidente, racional, lógico, la guerra los hace valientes, la enemistad los vuelve inteligentes, la intolerancia llena su alma y relucen invencibles incluso ante nosotros. Alxe, tengo miedo, terror a que ellos sean los gobernantes del universo.
Sin embargo deben serlo es su derecho por haber descubierto el secreto de la vida, por habernos encontrado. ¿Puedes sentirlo? vienen presurosos en sus naves metálicas al rojo vivo, milenios de rencores acumulados terminarán este día. Zixr, no creo sea esto el fin, es más bien una nueva forma de entender las estrellas, verlas y ya no temer, el tiempo de mirar al cielo de rodillas llega a su fin.
Pensé que nosotros éramos los invencibles Alxe pero incluso desde tan lejos siento sus ansias de venganza y no sé si lo has notado pero en cuanto nos destruyan girarán sus proas y enfrentarán sus estribores, tratarán de hundirse y así será por el resto de la historia. No se soportan, azules y rojos se detestan por su color y ni siquiera pueden escucharse, sólo escuchan a rojo hablar y azules lo tapizan de odio y bombas nucleares. Alxe, si nos dejaran vivir, si pudiéramos decirles que en el violeta está todo su potencial, podrían ser los nuevos dioses de éste y de todos los universos.
Pero prefieren esto lo sabes y yo también y vienen a destruirnos, sus últimos remordimientos y luego podrán destruirse en paz sin sentir miedo a terminar pagando culpas en el centro de una estrella.

La misión “At-hea” y sus dos escuadrones se acercaban tragando la luz a su alrededor mientras Alxe y Zixr se rendían y esperaban estoicos la llegada de la flota percibiendo por última vez cada rincón del universo que por tiempos inmortales los albergó. Por última vez captaban sus aromas, su energía, sus sonidos, formas, la nostalgia de la vida eterna.
Alxe, tengo miedo, de que duela.
Ambos seres cesaron su deambular por el universo, se miraron uno al otro.
-Capitán, contacto en radar-
-Perfecto, diez minutos para alcance de tiro, atentos todos, preparen armas-



Qué sonido más aterrador Zixr. Es el preludio más horrible.
-Misiles énergos listos capitán-
-A mi marca, cinco-
¿Acaso es mi corazón el que tiembla asustado?
-cuatro-
¿Crees que… iremos al cielo?
-tres-
Nos dieron la vida eterna y ahora nos la quitan, no parece que el cielo sea nuestro destino final.
-dos-
Hicimos mal Alxe, quisimos controlar su ímpetu solo con estirar la mano sobre sus cabezas subyugadas.
-uno-
Amén.

Cientos de naves soltaron millones de ráfagas directo a los seres increíbles y el universo tronó en una ruptura espantosa cuyas ondas llegaron a todos los planetas donde vida hubiera y catedrales, muros, cruces, estatuas, símbolos, acabó con todos ellos con un rayo fulminante venido desde aun más lejos que las estrellas más remotas.
¿Dónde estamos? ¿Zixr eres tú?
Sí, soy yo Alxe, sólo yo.
Es cierto, no hay nada más acá, creo que “no estamos”.
Mira eso. Es el universo. Se ve tan pequeño pero es muy claro, se siente débil pero nítido.
Ahora podemos ver el comienzo de su final, sin nosotros los hombres comenzarán una carnicería sin control, sin pecados, almas libres de paz.
Las naves estáticas esperaban comandos para continuar su marcha. Atónitos, libres, los dos escuadrones de la flota “At-hea” giraron sus timones y quedaron mirándose de frente con los dedos en el gatillo. Pero no había fuerza en el universo para hacerles presionar el botón, ni Zixr, ni Alxe, ya ninguno existía.
¿Ves eso?
Éramos nosotros.