Ilusiones de Arena

Rincón de los Relatos

¿Y qué hago ahora? nunca lo pensé pero ahora estoy escribiendo con la tinta cargada de furia frente a una historia nunca ocurrida, una imaginación de pronto desvanecida por culpa de la realidad y su acidez corrosiva. Ilusiones, esperanzas, palabras ideadas por un ente perverso que le habla al corazón a puertas cerradas, le narra novelas llenas de colores sin descubrir y fantasías melosas y te llenas de buenos augurios y finales felices y colorín colorado y por siempre. Ninguna pesadilla es más espantosa que descubrir la verdad, inoxidable, irrompible, innegable.

¿Y qué hago ahora? nada fue real, nunca fue, nunca será. Cometas de dimensiones descomunales destruyen sin piedad a los mundos de ilusión y  dejan todo en cenizas y escombros y llueven gotas de fuego y no será suficiente, siglos de destrucción no son capaces de borrar por completo los relatos elaborados por entes malignos ahora escondidos en las coronarias necróticas del alma. 

¿Y qué hago ahora? estoy dentro de un laberinto oscuro y abandonado en el desierto más recóndito del universo, el arena me llega a las rodillas,  el aire golpea el rostro como si cargara cientos de delgadas agujas incapaces de matar y sólo me calma tomar puñados de arena y tragármelos para saciar mi sed. Soy una mole de arena y la tormenta arrecia violenta pero no es capaz de levantarme y llevarme lejos de aquí.

¿Y qué hago ahora? olvidar, otra ilusión ficticia. Si al menos tuviera sentimientos de hielo seco y alma de metal gélido. La tinta y el papel y escribir, por suerte para canalizar la catarsis o terminaría gritándole a las almohadas y buscando insectos de postre en los áridos patios de un manicomio de ventanas tapiadas para no volver a ver ni al mundo ni al sol, para nunca imaginar de nuevo.