Hay muchos mitos alrededor de darle la vuelta completa a un columpio pero yo creo en esa que habla de abrazar a la luna, que habla de columpiarse a mitad de la noche con la fuerza suficiente para dar una vuelta completa y así alcanzar al satélite brillante. ¿Cómo no intentarlo todas las noches?
Ahí voy hacia delante. La brisa golpea mi cara. Estamos tan cerca. Mi rostro se ilumina, siento tu energía, eres toda para mí. Abro mis brazos, yo soy para ti. Pero no alcanzo a dar la vuelta, ahí voy hacia atrás de nuevo.
La brisa me da la espalda. Las sombras me consumen. No puedo ver donde voy. Tiemblo de miedo. Retrocedo hacia un pasado que no quiero vivir. Otra vez estoy sin ti, otra vez sin la luna. Pero una vez más la esperanza en abrazarte vuelve el balanceo hacia delante. Más fuerte, ahora si.
Brisa en el rostro, luz de luna. Así me quiero sentir por siempre. Deja que te abrace, déjame dar la vuelta completa esta vez. ¿Cómo dejar de vivir siempre en este vaivén? ¿Cómo recibir siempre tu energía? Cada vez que voy hacia delante creo que te voy a abrazar pero algo me jala hacia atrás de nuevo. Si sólo supiera qué es esa fuerza. Dime luna ¿Quién se empeña en que no de la vuelta? ¿Por qué voy hacia atrás de nuevo?
Siento temor de dar la vuelta completa yendo hacia atrás. ¿Qué pasará entonces? ¿Quedaré sin tu luz de luna por toda la eternidad? Esa extraña forma de funcionar de los columpios, uno tiene un control mínimo sobre ellos y el resto parece depender del destino. Si se detiene, si da la vuelta completa. ¿Me vas a dar otra oportunidad? ¿Por eso voy hacia delante? ¿No es otra de tus jugarretas luz de luna?
No tengo otro sueño más que darle la vuelta completa al columpio y probar tus brazos. Ningún objetivo más allá de tu luz de luna. ¿Cómo no intentarlo todas las noches? ¿Cuándo dejarás que de la vuelta completa? ¿Cuándo estaré abrazando la luna?
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