OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

lunes, 28 de julio de 2008

Adelle y Chaperone

El Rincón de los Relatos

El viaje será largo, en tiempo y en distancia. Lo último que veo de mi hogar antes del salto cientos años luz más lejos son las estrellas binarias que adornan los cielos. Adelle, la mayor y la reinante, la estática. Chaperone, su acompañante a la eternidad, sometido en contorneadas elipses. Nunca un objeto ha inspirado más romance que esta pareja de astros. Es una representación teatral de la conquista, Chaperone el amante corredor, inquieto, ignorante del cansancio, incondicional y, sobretodo, su luz sirviendo siempre a la todavía más reluciente amada. Adelle parece indiferente pero basta conocerla un instante para ver su oscilación leve pero decidida, una tímida respuesta a la conquista, una leve sonrisa, pasos pequeños con tacones altos.


Los eclipses, cuantas galaxias apagarían sus estrellas para poder observar los eclipses de ambos astros. Un espectáculo frecuente pero siempre detiene al sistema estelar completo. Chaperone pronto se da cuenta de cuantas otras como él están clavadas en la bóveda sin fin y entonces, celópata por naturaleza, esconde de la vista de todos la luminiscencia del amor de su eternidad. Pero cómo detener a Adelle, a su coquetería inherente. El espacio no le regaló una fogosa superficie para esconderla. Mientras Chaperone intenta ocultarla Adelle parece rechazar tal acción y abre más que nunca sus ojos y su brillo aún es capaz de sobrepasar el cuerpo de su acompañante entonces los cielos son invadidos por calipsos de aromas marinos, oleadas intermitentes de celestes, las aves enloquecen y los amantes entonces sellan con un beso su amor a las orillas del mar mientras Chaperone intenta su posesiva cruzada.

Después de todo a ninguna otra estrella que Adelle conozca le hacen una escena tan romántica. Llegó la hora de reconocerlo, Chaperone ha conquistado su corazón de fuego y su gravedad empieza a ceder hacia un matrimonio estelar sin precedentes. Nervioso, ansioso, incrédulo al conquistador sólo le importa recibir de lleno la luz de su al fin amante y comienza a apagarse mientras Adelle se impone. Los cielos se tiñen de un rojo desconocido para los ojos, es una tonalidad percibida por la piel. Todas las parejas observan el ritual de Adelle y Chaperone con los pelos de punta, la respiración al borde de fallecer, nadie escoge otra fecha para ponerse los anillos si no es durante el eclipse de Adelle sobre Chaperone.

Las expectativas de Adelle son cambiantes, muy a la par con las desordenadas lenguas de fuego de su cobertura. El rito comienza otra vez. Chaperone parece hacer lo mismo de siempre pero si lo conoces tan sólo un poco sabes que su estrategia es ahora diferente. Ambas estrellas iluminan con todo su ardor y nadie puede evitar preferir cegarse antes de renunciar a verlos, imposible perderse tan sólo una escena. Ese jugueteo, intercambio de fricciones, discusión de gravedades, movimiento de nula detención, todos lo entendemos. Esa es la razón por la cual jamás dejarán de amarse, serán las últimas estrellas a las que el espacio les apague su calor.

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