OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

domingo, 4 de abril de 2010

El Tiempo de Otros

Rincón de los Relatos

- ¡Al fin! ¡Lo he logrado Mark, lo he logrado! – el viejo estaba saltaba como niño y abrazaba a su ayudante con los ojos llorosos al finalizar el trabajo de toda una vida.

- ¡¿Está seguro doctor?! ¡tiene que estar totalmente seguro! – Mark se contagiaba con la emoción.

- ¡Lo podrás probar de inmediato! – anunció entusiasta, al borde de un infarto de alegría.

- No lo puedo creer, esto… esto debe ser lo más grande jamás creado – reflexionó el ayudante pasando del éxtasis a la calma de quien no lo entiende del todo.

- ¡Por supuesto que es lo más grande Mark! – el doctor se frotaba las manos y sonreía imaginando a sus colegas aplaudiendo su descubrimiento, celosos a rabiar.

- El secreto – el doctor relajó su ímpetu – el secreto era salirse de los paradigmas que por siglos nublaron a la humanidad. Nada de máquinas, esa era la clave – y entonces sostuvo entre sus dedos una jeringa con un líquido blanco y en extremo denso.

- Espero que sea seguro – Mark recordaba su situación de sujeto de pruebas.

- Nada puede ser más seguro Mark, te inyectaré el líquido directo al cerebro y entonces ocurrirá: serás el primer hombre viajero en el tiempo.

- Doctor, de nuevo, ¿cómo regresaré? – quería asegurarse de haber entendido bien cómo volver. Nadie querría estar atrapado para siempre en una época ajena.

- Es muy sencillo – el doctor dejó la jeringa en un recipiente refrigerante y se sentó a explicarle con calma una vez más – para viajar en el tiempo necesitas un huésped de la época: nadie puede viajar físicamente por el tiempo pero sí puede ocupar la mente de algún sujeto del pasado gracias a mi suero temporal. Por ahora sólo podrás ir al pasado y he cargado la jeringa con la cantidad de suero suficiente para llegar hasta el año 2000. Escucha y escucha con atención – el doctor agarró de los hombros a su ayudante y lo miró fijamente – la única manera de regresar es destruir la mente del huésped. Suicídate, quédate vegetal, conviértete en un imbécil, atrofiando la mente del receptor no será capaz de contener la tuya y de inmediato regresarás a tu cuerpo original – Mark recordó aquello y le surgió una duda preocupante.

- ¿Y mi cuerpo? Quedará inútil si me voy mucho tiempo – el doctor lo miró con la ternura de un sabio a un ignaro.

- No pasará ningún segundo, tu cuerpo quedará sin mente por un periodo tan corto que ni los aparatos más precisos podrían determinar. Bien, no perdamos más tiempo – reía el doctor retomando la jeringa. Ambos aprobaron con la cabeza y Mark descubrió su cabello a la altura donde la última vertebra se conecta con el cráneo.

El líquido entró y Mark sentía su cerebro apesadumbrado, el suero ahogaba sus pensamientos.

- ¡Fernández! – ni se movía - ¡FERNANDEZ! – y el aludido pestañó un par de veces con el sueño de dos noches acumulado. Su jefe lo miraba enrabiado.

- ¡Ya he tenido suficiente de usted Fernández, agradezca que no lo echo a patadas de mi oficina! – Fernández no comprendía del todo qué estaba pasando. Se miraba las manos y se tocaba el rostro como reconociéndose vivo. Miró su escritorio, su computador, buscó la fecha: 1º de Abril, 2010. "Increíble precisión" pensó con asombro. "¡Funcionó! ¡realmente lo hizo!" se puso de pie y sin pensarlo salió de la oficina a recorrer ese mundo tan lejano, re-explorado después de miles de años.

Observaba letreros, los leía una y otra vez. Todos en español y los entendía a la perfección sin nunca haber escuchado una palabra del idioma. Se observó en su traje elegante, sus conocimientos de impuestos y contabilidad lo inquietaban dado que su vida entera se la había dedicado a las ciencias físicas. Era una delicia, se sentía drogado, en un limbo narcótico. Su mente y la del huésped se mezclaban en una revolución química jamás experimentada.

"Oficina a las 8 de la mañana", "clases en la facultad a las 6", "la clave del computador: jfernandez", "la clave de la placapantalla: 778, luego el índice", "volver a evaluar las deudas, estructurar los pasivos", "una nave que aparece desde la atmósfera al espacio conservará su momentum". Una orgía mental de intercambio neuronal. Ambas mentes unían sus órganos en una serie de energéticos intercambios eléctricos que recorrían el cuerpo de Mark/Fernández con una suavidad estática incontrolable y placentera.

"Nunca olvides este consejo Mark: si esto resulta el tiempo se llenará de viajeros y es imperativo que sepas reconocer a otro viajero. ¿Cómo doctor?. El suero contiene un aditivo somnífero que está casi totalmente inhibido por el resto de los componentes. ¿Estaré siempre con sueño?. No, no, sólo reaccionarás ante un bostezo y si alguien bosteza te contagiará y también lo harás así que recuerda: si bostezas y alguien lo hace de inmediato es porque viaja en el tiempo".

Como por reflejo Mark bostezó. En ese momento caminaba por una tumultuosa avenida peatonal y entonces prestó atención a las personas. Quien estaba de inmediato a su lado también bostezó, y el de al lado, y el de enfrente, atrás, allá, acá, lejos, cerca, era una reacción en cadena ignorada pero que a Mark le pareció la más horrible de las pesadillas. "¿No se lo dijo a nadie más el doctor?" y se respondió de inmediato "¡claro! Se llevó el secreto a la tumba" y lo tomó como verdad.

Se detuvo en seco. Qué hacer, no se lo esperaba y tampoco quería volver. Fernández no quería atentar contra su vida, tenía familia, amigos, sueños, no podía siquiera pensar en algo tan estúpido como el suicidio. A Mark le temblaban las manos, estaba atrapado en un mundo de gente que vive en el pasado.

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