jueves, 10 de diciembre de 2009
Viendo La Tele, 20 Años Atrás
domingo, 6 de diciembre de 2009
El Espacio Entre Nosotros
El Rincón de Los Relatos
No nos separan más de cinco metros, puedo ver tu rostro claramente mirándome tras del cristal, también veo mi propio rostro reflejado encima del tuyo. Te veo llorar pero tú siempre has sido más fuerte que yo, son mis ojos los que se sienten tristes y lloran a través de los tuyos. “No llores” me dices y aunque el sonido no pasa ni por los gruesos vidrios ni por espacio vacío, cosquillea mi oído con tu voz tan cercana, con ese suspiro relajante, suave, tibio, basta para desearte hasta el fin de lo eterno.
Las luces se reflejan en los vidrios que nos protegen del vacío. Estamos tomados de la mano viendo ese espectáculo emocionante para la vista, desgarrador para el corazón. Tan cercanos sin embargo alejados por una distancia trazada por otros. La nave que a ti te lleva y la mía están flotando juntas esperando una brecha para escapar de la tormentosa batalla que se vive a escasos kilómetros. La tuya apuntando justo al lado contrario de la mía, en cualquier momento pasaremos de estar juntos a estar tan lejos como cien mil millones de viajes de la Tierra al Sol.
Me cuesta respirar, la descoordinación es tremenda entre el corazón y la mente. Uno desea saltar a abrazarte, quedarse contigo por siempre, detener lo tortuoso de sólo mantener en el recuerdo tu piel bajo mis dedos. El otro sabe cuantos imposibles se anteponen a eso y tú también te acabas de dar cuenta porque ambos empujamos con fuerza las ventanas que nos dejan vernos queriendo empujar las oxidadas latas de nuestras naves hacia el otro. “Hay una forma” te grito en gestos y me llevo la mano al bolsillo enseñándote la solución. Tú, sin vacilar te llevas la mano al bolsillo y asientes con el rostro mientas una explosión a lo lejos se refleja en tus ojos.
¡Qué importan los cientos de personas que comparten nuestro viaje! ¿Acaso no vale la pena besarnos una última vez? El espacio se llenó de estrellas apagadas hacia rato por la luz tan humana y tan explosiva que lo rodeaba todo. Ella entonces sacó de su bolsillo un bastón del tamaño de un vaso, negro con un cilindro verde y luminoso en uno de sus extremos, la única diferencia con el mío es el color anaranjado del extremo de mi bastón. Pusimos los extremos coloreados sobre el cristal y al mismo tiempo dijimos “¡Ahí voy amor!” y los vidrios reventaron en un estallido seco y violento mientras el vacío succionaba el aire oxigenado como hienas saboreando un alce putrefacto.
En ese remolino de aire y nada nos vimos envueltos. Nunca la perdí de vista y con una fuerza impulsada por el deseo volamos por el espacio para abrazarnos por última vez. Estábamos en medio del espacio, sostenidos uno del otro y con los ojos nos amamos y con los labios terminamos juntos para siempre mientras el aire de nuestros pulmones no aguantaban ya el desorden ambiental y colapsaron para dejarnos a la deriva, juntos por siempre en medio de las estrellas.
sábado, 28 de noviembre de 2009
Dedicando Una Canción II: Triste Final Feliz
Hace un par de días terminé contigo. Apenas nos dejamos de ver para siempre caminé solo por la noche, estaba despejado pero sentía caer una lluvia copiosa acompañada de un aire tan suave que invitaba a quedarse de pie tan sólo respirando. Tal alcóholico de costumbre, entre a un bar, me senté en la barra y le pedí al mesero un trago para olvidar. Aquél gordo de barba sin afeitar y delantal sin remojar me dijo "el tequila, ni te darás cuenta" me dijo y me dejó la botella entera y un vaso diminuto "hay que olvidar de a poco" respondió al ver mi rostro decepcionado al ver ese intento de jarrón licorero. Se me hizo de día y tambaleando salí del bar, el cielo volvía a despejarse pero por más que buscaba no encontraba al sol que encandilara mis ojos todavía oscurecidos.
Me acordé de muchas cosas caminando a la casa, el día que nos conocimos, nuestro primer beso, nuestra primera noche juntos, ese picnic en el parque, el niño que nos preguntó si estabamos casados, tu manía por despeinarme y la mía por insistirte que uses falda en vez de pantalones. Todo eso se desmoronaba y sin embargo me hacía feliz, me hace feliz recordarlas, es como las boberías que hacía con los niños del barrio que son tan buenos recuerdos pero que nunca volverán a ocurrir. Y no por eso no son buenas memorias. Todo anda bien. (fin)
A lo mejor esta es tu historia o es muy parecida, al menos similar en un par de aspectos. Si es así y quieres comunicarle a la otra persona cómo te sientes "El Sol Nunca Regresa" de La Quinta Estación puede ser la canción que necesitas dedicar o debas escuchar. Este primer single de su segundo disco es una de las geniales del grupo, poética y nada patética, con una sensación más hacia la energía que a la melancolía, es una buena salida para tantas canciones llenas de llanto y drama innecesario y muchas veces demasiado falso.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Angeles Genéticos
Hace varias décadas, en uno de los miles laboratorios de genética, un doctor en biociencias y su joven ayudante trabajaban en una mixtura extraordinaria. Hasta ese momento podías obtenerlo casi todo a través de la ingeniería genética y la cámara Zernelli, una máquina estrambótica que permitía cualquier modificación del ADN sin importar ya haber nacido. Podías entrar a la cámara como una persona cualquiera y salir con brazos extra, ojos de colores cambiados, el triple de estatura, branquias de pez o patas de rana. Sin embargo el arreglo genético que permitiría mezclar humanos y aves seguía sin dar buenos resultados. Hombres con alas deformes o incapaces de volar, infecciones incurables en la raíz de las alas, frágil osamenta, en fin, nunca se había dado con la fórmula correcta.
El primer humano alado exitoso fue concebido en una probeta. El desconocido doctor en biociencias y su ayudante modificaron el ADN de un feto comprado a una indigente embarazada al cual hicieron envejecer aceleradamente dentro de la cámara Zarnelli. Detuvieron su desarrollo a los 12 años cuando vieron que sus alas estaban por completo desarrolladas. El secreto según ellos era que este milagro requería de más tiempo que el inmediato. Aquel primer niño alado conocido como Icaro mantuvo el vuelo por casi una hora sin problemas hasta que sus alas de súbito se le desprendieron a doscientos metros de altura y entonces cayó en picada y fue convertido en material experimental desechado.
Para sus propios milagros la humanidad requiere un pequeño paso en la dirección correcta. Unos diez años más tarde y los ángeles humanos podían vivir meses sin presentar dificultad alguna y parecían tan saludables como cualquier otra modificación genética. La locura comenzó. Casi la única modificación de ADN solicitada desde ese momento era ponerse alas de un ave cuya identidad original se perdió entre la vertiginosa mezcla de tubos y fluido genético.
La alta sociedad, pues ninguna otra podía costearse tal modificación, viajaba ahora por los aires batiendo sus alas con orgullo y dejando caer de vez en cuando una pluma al suelo para diversión de los que caminaban con los pies en el suelo. Muy pronto abandonaron la superficie por completo lo que se vio reflejado en la construcción de puertas y ventanas en altura fácilmente abatibles desde el exterior. La vida comenzaba a dividirse entre el cielo y la tierra.
Apodados como “los terrenos”, los habitantes de la superficie aumentaban en número y también crecía su miseria. El mundo posaba sus ojos en el cielo olvidando, queriendo olvidar, al sucio y desaliñado suelo donde abundaban las ratas, la basura y las enfermedades además de una oscuridad cada vez más persistente con “los ángeles” tapando el sol y los edificios que se convertían en enormes pilares que sostenían una estructura aun más alta para comodidad de los humanos alados.
Los terrenos dejaron de mirar al cielo. La mezcla de envidia y desesperanza resultó fulminante, la sociedad del suelo no miraba más alto que justo al frente y se enorgullecían de sus pieles nácar y su caminar arrastrado. Los ángeles en cambio vivían una época de auge pleno. Cada vez dedicaban menos esfuerzo a sus labores y preferían pasar el tiempo charlando, tomando el té y jugando al tenis aéreo. Reían muy a menudo y todas las noches se escuchaba de alguna fiesta de gala donde usaban trajes discretos para relucir al máximo las alas propias y admirar las otras.
Tan alto volaban los ángeles que desde el suelo era raro ver pasar a uno volando y los edificios se perdieron de vista, sólo se veían hileras de ostentosas columnas que kilómetros más arriba sostenían un pedestal con habitaciones lujosas y espaciosas. Los terrenos se acostumbraron a vivir dentro de las columnas que en su centro dejaban lugar suficiente para armar un hogar sin quitarle su firmeza. Las paredes de los pilares eran estupendas absorbedoras de luz lo cual daba mucho placer a los terrenos acostumbrados a ver al sol una hora al día, amantes de las penumbras, de los colores opacos.
La rutina era sencilla para el terreno medio. Levantarse temprano, ir a trabajar, almorzar a la hora del sol, ya más tarde volver a casa a estar con los hijos, ayudarles con sus tareas y responder sus preguntas inquietantes, la mayor de ellas sobre los ángeles. Claro, los niños de esa época nunca habían visto pasar a un humano con su ADN mezclado con el de un ave. Era todo un mito para ellos y para hacerse los importantes algunos juraban haber visto pasar uno a la hora del día y sus padres sólo reían y asentían sabiendo que era imposible, los ojos no alcanzan a ver tan lejos.
Pasaron generaciones enteras de humanos que buscaban ángeles en los cielos. Gracias a esa curiosidad los terrenos volvieron a poner sus ojos en el cielo, buscando otra vez con esperanza subir más allá de los ojos, encontrarse con el final de los enormes pilares. Algunos intentaron entonces escalar las columnas, otros construían escaleras interminables y los más sofisticados inventaban máquinas voladoras pero nadie tenía éxito. Con lógica dedujeron que se debía a su propio peso, la tierra los atraía con demasiada fuerza para impedirles dejar sus dominios. Alimentaron su anhelo en la creencia de que luego de la muerte el cuerpo dejaba su ser físico, dejaba su peso atrás para volverse humo y aromas para luego, lentamente, ascender alrededor de los pilares y llegar hasta la cima a visitar a los ángeles en sus cómodas habitaciones.
Fue así como la vida de los terrenos se volvió un mero trámite, la espera por la muerte que les condujera a lo más alto del firmamento para unirlos con el mito celestial. Todo ese tiempo los ángeles nunca dejaron de vivir su vida tal como siempre. Amantes de los lujos, la buena comida, las competencias de velocidad de vuelo, su vida nunca dejó de ser un pasar licencioso repleto de lujurias y comodidades inimaginables. Tan así que nunca miraban hacia abajo y al pasar las generaciones se instaló la creencia de que no había sino cielo y que los enormes pilares estaban sostenidos por esponjosas y densas nubes construidas en épocas de antaño.
jueves, 19 de noviembre de 2009
Muela Que Cruje No Ha De Doler
Unos cuantos puntos para cerrar y un algodón para masticar y mantener pegado al ahora ya sector "desmuelado" y operación terminada. Al fin con la boca cerrada y de pie. Acompañé al dentista entonces al escritorio de la ausente secretaria y me dijo “ahí están los detalles” me pasó una boleta y sin más remedio saqué la chequera y le extendí uno cruzado y a su nombre. Le entrego el cheque y entonces me llevo la mano a la cara, de repente sentí un puntazo en la zona operada aunque no duró más que dos segundos.
martes, 17 de noviembre de 2009
Riámonos De Nustros Candidatos
viernes, 23 de octubre de 2009
No Hay Vacantes
No solamente estaban derrotados frente a sus ojos los mil años de paralización tecnológica de épocas ya muy remotas. Conspiradores, fanáticos religiosos, pesimistas, inútiles guerras y ambiciosos que bamboleaban la curva financiera del mundo, todo había sido al fin derrotado. Otra vez la humanidad volvía a hacerse cargo de su sueño más íntimo, aquél de tocar las estrellas, conquistarlas, ser el dueño de todo lo que la vista puede alcanzar.
No había un solo habitante de la Tierra que no siguiera en vivo las transmisiones en directo del lanzamiento de la colosal nave “Vía Astrum” cuyo objetivo sería llevar a un pedazo de la humanidad a la conquista espacial. Cincuenta mil personas se adentrarían en la nueva aventura en la nave ciudad hasta encontrar un nuevo hogar en algún lejano planeta. Un viaje largo, de generaciones ya que no sería hasta pasados noventa años que avistarían el primer sistema solar fuera del terrestre.
Año 310 después del despegue, se avistaba el primer planeta con posibilidades de habitarse. La ciudad se paralizó para observar, a través de los inmensos ventanales que conformaban el límite entre la Vía Astrum y el resto de la galaxia, a tres astronautas salir en una nave de exploración a reconocer el planeta como propiedad de la humanidad. Días después sus cuerpos fueron rescatados por otro equipo de astronautas quienes tomaron la precaución de usar trajes antirradiación para no quemarse con la ardiente atmósfera del inhóspito planeta.
Año 500 después del despegue, se celebraba con algarabía tal aniversario. Los escolares se lucían con sus maquetas y dibujos de la vieja Tierra que aparecía con diversas dimensiones, continentes imaginarios e incluso unas cuantas lunas extras. Trovadores y cuenta cuentos divertían a los ciudadanos con historias sobre animales y otras vidas terrestres, caballos alados, serpientes marinas, monstruos devora ovejas, todo dentro de una feria donde se vendían artículos clásicos de la Tierra como frascos de arena y de agua salada.Año 990 después del despegue, otro posible planeta candidato ha ser reclamado y habitado por la humanidad. Su forma esférica casi perfecta, su color verde azulado, la evidente presencia de agua fresca ilusionaba más que nunca a los viajeros de la Vía Astrum quienes en su mayoría vivían resignados a tener que pasar la eternidad arriba de una nave espacial. Canara Lems, la mujer que observó por primera vez el planeta que lleva su nombre, fue también la primera en constituir la tripulación que aterrizaría en la nueva esperanza humana.
Canara Lems tomaba la bandera en sus dos manos y la sostenía lo más alto que podía para clavarla en la fértil tierra que pisaba con todo el poder que la humanidad le confería. Fue entonces cuando un “¡Identifíquense!” la paralizó de horror. Tres hombres, sin duda humanos, le apuntaban a ella y a su tripulación con pequeñas pero visiblemente mortales armas como pistolas. “Soy Canara Lems” y cuando terminó de explicar su historia el líder del otro grupo le aclaró no sin una amenaza inequívoca “Este planeta ya está ocupado, llévense su nave de acá y no se atrevan a regresar”. Obligados regresaron a la Vía Astrum sólo para descubrir que estaba rodeada de decenas de otras extrañas naves espaciales haciéndole guardia. Un corto mensaje les hizo entender que debían irse ahora o descargarían su furia armamentística contra ellos.Año 3000 después del despegue, Verner Odeum actualizaba el mapa galáctico oficial de la nave ciudad etiquetando otro sistema como “No Vacante” y un círculo rojo. Cuántos círculos rojos y azules (que representaban lo inhabitable) había en su mapa. Verner miraba su proyección tridimensional de la galaxia con desgano mientras que con su mano golpeaba la imagen para que rotara sólo para ver más y más círculos rojos y azules. Es cierto que habían recorrido sólo una milésima parte de la galaxia pero ya sentía que los lugares para aparcar a la humanidad se estaban terminando.
Año 10.000 después del despegue, los astrónomos y galactógrafos de la Vía Astrum llegaban a la conclusión de que habían recorrido ya la mitad de la galaxia. La derrota era evidente, ningún planeta había sido conquistado en nombre de la humanidad, al menos no de la humanidad terrestre porque humanos en el espacio habían demasiados. Se sentían sorprendidos de que la Tierra no haya sido la única cuna de la humanidad, muy por el contrario había cientos y cientos de planetas ya habitados por seres inteligentes idénticos hasta el último eslabón genético y sin embargo cuando llegaban siempre eran tratados como invasores. Nadie los aceptaba, había una larga y milenaria historia de conquista del espacio que los humanos de la Vía Astrum desconocían y sin embargo les había enseñado muchas lecciones a los habitantes del espacio como por ejemplo desconfiar de los seres sin planeta.
Año 17.000 después del despegue, la última nave de exploración volvía del hiperespacio. “No hemos encontrado nada” decía la voz del piloto a la sala de controles. Una vez más se lanzaban varías naves al hiperespacio en diversas direcciones mientras la nave ciudad estaba realmente estática dejando a la tecnología del salto estelar hacer la exploración galáctica por ellos. “Otro planeta habitado”, “encontramos un sistema en guerra”, “saltamos hacia una región muerta”, la búsqueda seguía siendo infructuosa y la mayoría de los habitantes de la Vía Astrum culpaban a una maldición contraída desde los tiempos de la Tierra mientras otros seguían creyendo en que la infinidad del espacio tenía un lugar para ellos.
Año 20.000 después del despegue, la Vía Láctea estaba en su totalidad ya explorada por la humanidad. Hubo un gran espectáculo para presentar el primer mapa completo de la galaxia demostrando el final de un trabajo de cientos de siglos aunque con la pequeña yaga de aún vivir flotando en medio del espacio. El modelo Odeum seguía vigente aunque sólo entre los científicos más importantes de la nave. Sólo ellos tenían acceso a la espantosa imagen de una galaxia sin vacantes para una nueva raza expansionista. Todo estaba ocupado ya por civilizaciones que comenzaron a explorar el espacio milenios antes que los originarios de la Tierra porque priorizaron sus sueños ante todo, las guerras, las ambiciones, el fanatismo, todo ese esfuerzo lo pusieron en la conquista espacial.
Año 29.000 después del despegue y los pilotos de la Vía Astrum estaban concentrados en una tarea nunca antes realizada por otro equipo de pilotos, el aterrizaje. Miles de personas esperaban alrededor de una gigantesca plataforma con carteles dando la bienvenida y preparando una fiesta de proporciones planetarias para los recién llegados. El primero en descender de la nave ciudad fue el capitán de la época Vles Staken que portaba consigo la bandera de la Vía Astrum lista para ser clavada en tierra firme y reclamar el suelo conquistado. Todo estaba en silencio entonces, ni siquiera el viento ni los insectos más miserables se atrevían a interrumpir tan grandioso momento. El capitán Staken levantó la bandera lo más alto que pudo y gritó desde el fondo de sus pulmones “¡Reclamo este planeta como propiedad de la humanidad terrestre y sea este nuestro hogar por toda la eternidad!” y el planeta entero estalló en un grito de celebración mientras un hombre que estuvo acompañando al capitán todo el tiempo lo abrazó fuertemente para luego estrecharle su mano y decirle “Bienvenido capitán, bienvenido de vuelta a la Tierra”.Año 29.050 después del despegue, la Vía Astrum estaba ya completamente desmantelada. La mayoría de sus partes fueron recicladas para construir aeroautos que si se elevan a más de cinco mil pies sucumben ante la presión atmosférica y caen en picada al suelo.

miércoles, 14 de octubre de 2009
Blog Action Day 09': Calentamiento Global
viernes, 18 de septiembre de 2009
Yo Siempre Digo Las Cosas De Frente
Si hay algo que le encanta decir a la gente sobre sí misma es "Yo siempre digo las cosas de frente". Yo seré totalmente honesto: jamás he dicho tal frase. La razón es muy sencilla, ese "siempre" metido ahí al principio de la frase es un compromiso que por mi condición de ser humano ya no puedo asumir. Pero gran parte del resto del mundo parece no tenerle asco a la frase, lo que es peor lo convierten en su más preciada y destacada virtud. La pregunta es ¿de verdad se puede afirmar tal paradoja? No conozco a persona que en alguna circunstancia no sea buena para hablar y reír a espaldas de otro. Conozco ha muchos que se hacen los valientes en ausencia de otro lanzando amenazas al estilo "se lo voy a decir no más, no me importa lo que diga" y una vez al frente de la persona mencionada tirita la voluntad y hasta termina subyugado a la imponente presencia del otro.
Digamos la cosas como son, así como versa cierta publicidad, "nadie dice siempre las cosas de frente". Con este fenómeno de los realities en televisión hemos visto a participantes que se lanzan la famosa frase autorreferente y al segundo después descueran al ausente con cuanta descalificación puedan vociferar cayendo entonces en el ridículo más patético y contradictorio posible. Tal cual es en la vida diaria, cada vez que alguien se vanagloria de decir las cosas siempre de frente cae en ese mismo patetismo. ¡Y vaya, cómo le gusta a la gente mencionar esa frase describiéndose a sí mismos! Amigo lector, si alguna vez dijiste esa frase sobre ti mismo, piénsalo una vez, recuerda la cantidad de veces en que ese "siempre" ha sido vapuleado porque te aseguro que con suerte se convierte en un mezquino "ocasionalmente".martes, 18 de agosto de 2009
Ni Aunque Me Obligaran Podría Elegir
Series de TV, ER / Battlestar Galactica: Para los fanáticos de cualquiera de las dos la elección es muy simple, de hecho más que obvia como lo es para mí enfrentar estas series contra cualquier otra. Pero entre ellas, imposible escoger. Cuando de pronto quisiera decir Battlestar Galactica me acuerdo de los grandes tiempos de ER del Dr. Greene cuando después de muchas horas no pudo salvar la vida de esa mujer luego del parto o cuando fue golpeado en el baño del hospital y para que decir del capítulo de su muerte. Cómo pasar por alto los turnos eternos con el hospital lleno hasta en los pasillos o episodios épicos como el Dr. Ross rescatando a un niño de una inundación o el brote de viruela dentro del mismo hospital que incluyó el horrendo accidente del Dr. Romano y tantos otros momentos impactantes, de drama, adrenalina, buenas historias. Con eso
en mente estoy a punto de decir "ER" pero entonces recuerdo el momento cuando Roslin, la nueva presidenta, decide saltar a miles de años luz para escapar de los Cylon dejando a la mitad de la flota a su merced o cuando, por un asunto entre azar y misticismo, Gaius Baltar da las direcciones correctas para destruir una base Cylon y elevando las manos exclama "¡Soy el instrumento de Dios!". Nunca olvidaré cuando me paralicé al ver a Sharon Valerii descargar dos balazos en el estómago del comandante Adama o toda las consecuencias de la aparición de la Pegasus, para que hablar de los efectos especiales, la banda sonora, Starbuck, y el hecho de que la historia es fantástica. ¿Cómo elegir entre los dos? ¡Imposible!
Videojuegos, Final Fantasy VIII / Final Fantasy XII: La típica frase de los fans de Final Fantasy: "el 7 es lejos el mejor". Nunca he comprendido realmente aquello, es decir es un gran juego pero cuando te metes en la historia de Final Fantasy VIII o en la dinámica de juego de Final Fantasy XII realmente resulta imposible ignorar una verdad, mia y propia claro: estos dos son los mejores ¿pero cuál lo es más? Y el problema es que son grandiosos por dos cosas muy diferentes. Por un lado Final Fantasy VIII está lleno de grandes momentos y personajes inolvidables al punto de confesar con gran y muy culpable placer que Rinoa Heartilly es la única mujer virtual de la cual he estado virtualmente enamorado. Vaya gran momento cuando Squall la rescata de sofocarse en el espacio y lo tensionante que resultaba cada aparición de Seifer Almacy que en cualquier momento podía robarse a la chica, ese trio amoroso que podría resultar una trama cursi termina siendo el eje del juego y la razón por la cual volver a jugar
miles de veces. Final Fantasy XII en cambio tiene una historia interesante, del chico que mira los barcos volar (si, así es) y sueña con tener su propio barco y viajar por el mundo. Esa simple trama lleva a una repleta de aventuras y buenas recompenzas y esa simple trama lleva a uno de los sistemas de juegos más atrapantes que me ha tocado vivir. La forma de combatir esta lejos de ser tradicional y desde el uso de magias hasta la programación de los "gambits" (órdenes automáticas), todo se mezcla tan perfecto a la hora de combatir que lo único que quieres es avanzar, pelear, ganar habilidades, ingeniar una estrategia nueva, buscar alternativas, probar a los personajes con distintas funciones dentro del combate, es para volverse adicto. ¿Cómo elegir entre los dos? ¡Imposible!
Anime, Robotech / Gundam Wing: No he visto demasiadas series de anime en mi vida, más de 10 con regularidad no son y la razón es bastante clara. Haber visto Robotech y Gundam Wing hacen que todas las demás series de anime me aburran hasta la médula. Robotech, un clásico, la historia típica del invasor alien que quiere apoderarse de la Tierra, el romance entremedio, el SDF-1, los Varitech, cuatro cosas que combinadas hicieron grande a esta serie de adicción incomprensible y totalmente inolvidable. Las batallas espaciales, Rick Hunter y su duda entre Lisa Hayes y Lynn Minmay, Miriya y su busqueda para asesinar al as de los micronianos. Eso para empezar porque después de la historia del Escuadrón 15º y la lucha contra los Invid te quedas con los ojos abiertos esperando más pero al mismo tiempo recordando cada episodio con un afecto especial. Sin olvidar los Varitech. Pero a Robotech siempre le faltó algo, era después de todo una historia muy llana, faltaba drama del de verdad, dificultades en serio, personajes oscuros
y queribles, complejos enredos familiares, poíticos y militares que le dieran a la serie un giro más profundo. He ahí Gundam Wing. La historia es por lejos mucho mejor, donde cinco pilotos de mechas denominados Gundam se ven envueltos, cada uno de manera independiente, en una venganza contra OZ quienes controlan bajo el poder militar a las colonias de la Tierra. De ahí, los que debieran ser héroes pasan por miles de situaciones donde se comportan vengativos, desesperados, abandonados, desamparados, fríos y desunidos. Detrás, la familia Khushrenada con una posición nunca definida, la organización militar OZ levantando la aristocracia, Las Naciones Unidas de La Esfera Terrestre y la instalación de la paz, tanto que mezclar y todo en torno a los cinco pilotos que apenas saben llevar la carga de sus propias vidas. Toda esa historia, épica y única, con derrotas y pocas victorias, hace de Gundam Wing inolvidable. ¿Cómo elegir entre las dos? ¡Imposible!