Los profesores de mi facultad nunca se cansaban de decirme que en las entrevistas laborales fuese yo mismo, que fuera honesto, sería mejor para mí porque las empresas valoran la honestidad y un buen entrevistador sabe cuando le estás mintiendo. Cuando me enfrenté a mi primera estrevista para una práctica profesional decidí aplicar este principio.
Llegué a la famosa empresa y lo primero que hace el entrevistador, luego de saludarme claro, es someterme a una serie de test sicológicos. Uno en particular dejaba la posibilidad de dar respuestas abiertas y al avanzar en ese comencé a sentir que algo no andaba del todo bien. Pero estaba siendo 100% sincero, 100% Yo.
Luego vino un test matemático, el más ceremonioso de todos supongo que demostrando que el C.I. aún les importa bastante. Finalmente la entrevista personal. Yo todavía con el concepto de la honestidad en la mente. Recordaba que los profesores la recomendaban porque las empresas buscan gente distinta, innovadora, visionaria.
El tipo llegó con ese carisma envasado de todos los entrevistadores, entrenados para ser amables y para inspirar amistad en el entrevistado. Una combinación extraña entre sicólogo y administrador de empresas. Lo primero que me preguntó fueron algunos puntos de mi curriculum, le llamó la atención que haya vivido en regiones y que haya hecho un voluntariado en mi facultad. Pensé que ya tenía algo ganado a mi favor pero comenzó con preguntas más personales. Empezaron los problemas.
"¿Qué haces aparte de estudiar, qué te gusta hacer?" me preguntó y junto con su hipnotismo de post-grado y mi convicción de ser honesto le respondí "me gusta escribir... cuentos en general". Nunca aparté mi vista de su rostro, por recomendación de mis expertos tutores, y entonces pude notar un leve gesto de contrariedad. Disfrazando su estupefacción siguió con el tema, si es que había publicado, si alguien más leía mis cuentos y sobre qué escribo. Nada que realmente parecía interesarle.
"¿Qué música escuchas?" cambió de tema. Sin dudarlo le respondí nuevamente con la verdad, le dije que escucho música pop así como Avril Lavigne o Alanis Morissette. Error. Su rostró se desfiguró hasta un punto tan gracioso que si nu hubiera sido por lo ofendido que me sentí hubiese estallado en risas. "Yo esperaba otra respuesta" comentó. ¿¡OTRA RESPUESTA!?. Ahí me di cuenta de todo, bastante tarde por cierto. Claro, como escritor yo debía ser un admirador de la música clásica, a lo más un docto del jazz. Pero ingeniero comercial más escritor más pop era una combinación que sus estudios de sicología no parecían soportar.
Tardo en reaccionar, como analizando mis respuestas y tratando de hacerlas encajar. Pero ni el modelo de las 7 personalidades de algún genio francés ni los 5 tipos de gerentes planteados por un gringo egresado de Harvard le servían para definir si yo sería o no un buen empleado. Luego me comentó algo como "tienes gustos bien variados". ¿¡VARIADOS!?. Raros, extraños, anormales, sin sentido, todo eso pasaba por sus ojos pero escogió "variados" gracias a su pobre y mentirosa diplomacia.
Mi último error fue confesarle que ganar grandes sumas de dinero ya no me interesaba. "Antes sí, pero de un tiempo a esta parte me he dado cuenta que ya no me interesa trabajar sólo por plata" le decía transpirando honestidad. "El ingeniero comercial que no busca la plata" le vi esa frase dibujada en sus desaprobadoras muecas. No tengo idea como se resistió a la tentación de reirse y mandarme a una cita con un siquiatra. ¿Por qué no fue sincero él conmigo?. Yo fuí estupidamente leal a mí mismo en toda la entrevista mientras que él se portó con un cinismo de niveles profesionales durante ella.
Por supuesto que nunca me llamó de vuelta, ni para decirme que no había sido seleccionado. Tenía un solo otro candidato, conocido de la facultad y no es por alardear pero uno sabe cuando es mejor candidato que otra persona. En todo caso no fue que él fuese mejor candidato, fue que simplemente no soy un estereotipo. El perfil que tiene de ingeniero comercial no se aplicaba para nada en mí, dejó mi curriculum en el tacho de la basura, discriminado por no ser como él esperaba.
Si quieren un consejo de verdad útil para su entrevista laboral: mientan. Evalúen con cuidado a que empresa van e inventense una persona, alguien que encaje en los modelos de sicología, alguien clínicamente normal, alguien que haga lo que todo el mundo hace.
Para el resto de su vida sean ustedes mismos pero en la entrevista laboral: sean como todo el resto, demuestren que lo único en su vida es el trabajo y el dinero que ganarán con él y los ascesos meteóricos. Sean tan cuadrados como les sea posible.
1 comentario:
estoy hace un rato largo buscando consejos sobre como mejorar la performance de uno en la entrevista laboral, y la verdad que la mayoria (que son redactados por las propias consultoras de RRHH) dan bronca.
Como vos comentás, parece ser que uno debe mentir y fabricar un estereotipo que calce justo con el de la empresa para evitar los enormes prejuicios de los entrevistadores. Aún cuando uno esté capacitado y tenga la experiencia laboral necesaria.
Espero poder conseguir trabajo pronto y en un lugar donde se valore a la persona por su capacidad y sus valores únicos y no por la música que escucha por ej.
Saludos!
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