OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

viernes, 15 de junio de 2007

La Puerta de Acero

Rincón de los Relatos
Contentas Mariana y Romina salían del colegio. Iban saltando y bromeando por la calle como lo harían unas niñas de 12 años, se divertían pisoteando las pozas de agua que la lluvia iba dejando. De pronto Mariana miró hacía atrás y llamó a Romina para que fuera a ver su descubriento. Una pesada puerta de acero que estaba en una de las paredes del colegio estaba entreabierta. Aquella siempre ha sido objeto de mitos y leyendas pues da a un patio al que nadie a entrado y las murallas son tan altas que tampoco se conoce de alguien que haya visto hacia el otro lado.
Nerviosas y ansiosas decidieron pasar juntas por esa puerta. Les costaba empujarla y hacía un chirrido como si fuese la primera vez en muchos años que la puerta de abría.
Estaban ante la imagen más increíble de sus cortas vidas. Se miraron con las pupilas dilatadas y la boca abierta de par en par como preguntandose si era cierto lo que veían.
Frente a ellas unos árboles se erguían y en ellos casas habían sido armoniosamente construídas al parecer con la misma madera que aquellos árboles les proporcionaban. Parecía haber mucho movimiento a traves de los senderos construídos alrededor de esos árboles. Pero definitivamente no eran humanos los que transitaban por ellos, eran unos enanos con orejas puntiagudas y caminar gracioso como sacados de un cuento de hadas de los clásicos.
- ¡Bienvenidas! Las estabamos esperando – las asustó un enano vestido de verde con un sombrero en forma de triángulo y botas de alta plataforma.
- ¿Quiénes son ustedes? – preguntaron las niñas al unísono
- ¡Ah! Diganmelo ustedes – respondió el enano con voz de misterio
- ¿Nosotras? Si nunca habíamos estado en este lugar – corrigió Mariana
- Es verdad, lo reconozco – accedió el de las botas de alta plataforma, - pero tampoco nosotros habíamos estado aquí antes – dijo mostrando el lugar con un gesto del brazo
- No lo comprendo, ustedes viven aquí ¿cierto? – preguntó Romina intrigada
- Así es, hemos vivido siempre aquí – aclaró el del sombrero en forma de triángulo. – Lo que pasa – prosiguió, - es que faltaban ustedes –

La niñas estaban totalmente confundidas. Romina pensaba que el enano estaba loco y que sólo quería molestarlas. Mariana creyó que se trataba de alguna broma como lección por haber entrado por la puerta de acero.
- Veo que no entienden – notó divertido el enano, - dejenme tratar de explicarles – se acomodó su sombrero y chasqueó los dedos. De la nada apareció sobre su cabeza una especie de nube que se veía esponjosa y muy cálida. - ¡Vean! – invitó el enano apuntando a la nube.
Las niñas se inclinaron hacia la nube y allí apareció una imagen de ellas durmiendo en la casa de Romina.
- ¡Somos nosotras en tu casa! – le dijo Mariana a su amiga
- Asi es – reconoció el enano, - esas dos son ustedes en este momento.
- Quiere decir que… - el de las botas de alta plataforma no dejó terminar a Romina:
- …Esto es un sueño, su sueño – dijo orgulloso el enano cuando reveló su origen.

Lejos de asustarse las niñas gritaron de alegría y comenzaron a recorrer el lugar. Visitaron las chozas contruídas en los arboles, corrieron por los senderos de madera y jugaron con todos los enanos de orejas puntiagudas que en su sueño se encontraban.
- ¡Oh! vean – les apuró en enano que las recibió con una nube sobre su cabeza. Se podía ver a la mamá de Romina entrando a la habitación donde dormían. – Tal parece que es hora de levantarse – concluyó el enano.
- Pero, pero… - decían decepcionadas las niñas.
- ¿Nunca más nos vamos a volver a ver? – lamentaba Mariana con la cabeza agachada y los ojos llorosos
- ¿Nunca más vamos a estar aquí? – sollozaba Romina
- Están equivocadas – corrigió el enano de las botas de plataforma, - ustedes nos pueden ver cuando quieran –
- Pero nosotras no controlamos las cosas que soñamos – dijo Mariana
- En eso también se equivocan – dijo el enano con convicción:

“Verán. Todo esto que ven acá lo han creado ustedes y sólo ustedes. Cada vez que un sueño cruza por sus mentes es algo tan propio y tan único que nunca se olvida y que siempre se puede volver a visitar. Cada vez que quieran venir a vernos sólo deben cerrar sus ojos y abrir el cajón de los sueños para hacernos reales una vez más”
“Hay algo que nunca deben olvidar. En la vida uno puede perder muchas cosas, familias, amigos, amores, pueden perder todo lo material, pueden perder hasta su propia libertad, pueden perderlo absolutamente todo. Pero este mundo que han creado es algo que nunca perderán, es un lugar al que siempre pueden venir, donde siempre estaré yo para darles la bienvenida, donde siempre podrán venir a jugar porque está en el único lugar que es realmente de su propiedad, algo que nadie más puede tener ni arrebatar y que ni todo el dinero del mundo podría comprar: el mundo de sus sueños”.
- ¡Niñas! - gritó una voz de mamá, - ¡Ya! ¡A levantarse que ya se tienen que ir al colegio! -

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