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lunes, 27 de diciembre de 2010

Los Muros de Berlín

Desván Para Pensar

Europa de vacaciones. Cuando alguien te dice esa frase de manera automática vienen algunos nombres a la mente: Madrid, París, Londres, Venecia, Roma, y unos cuántos otros. Pero qué hay de Berlín, la capital alemana. Un cuestionario rápido y pocos son capaces de decir algo sobre esta ciudad, algo que ir a ver porque está empañada de los recuerdos del pasado, de su historia del siglo XX, Hitler en el Reichstag, los bombardeos de la década del 40' y la muralla que dividía al mundo en dos. ¿Cómo está esa ciudad hoy en día? y porqué no, fui a visitarla.

Mi hotel quedaba cerca de Alexanderplatz donde se pueden admirar obras de la época de la Alemania del Este como la Torre de Televisión (Der Berliner Fernsehtrurm) y el Reloj Mundial. Caminando hacia mi hotel se veían edificios con largas filas de ventanas y de un aspecto abandonado, daba la impresión de haber sido construidos para reducir la cesantía una medida típica de otros tiempos. París, Bruselas, Ámsterdam, Oslo, después de estar en todas estas bellas ciudades con arquitecturas tan cuidadas y maravillosas llego acá y es la fachada de una ciudad algo triste, desganada más bien, de hombres que caminan contentos pero mirando el suelo. Por otro lado tiene edificios que sobresalen en exceso como la catedral, la puerta de Brandeburgo, el Reichstag, la alcaldía, pero siempre te da la impresión que a Berlín le falta algo. Y lo que descubre uno es que en realidad lo que le falta es aprender a vivir sin ese algo.

El Muro se cayó hace 20 años y si lo piensan es muy poco tiempo. Pero no es como en mi querido tercer mundo, no, en Alemania no andan peleándose los del este y el oeste, todo lo contrario es gente amable y apacible a pesar de su lenguaje agresivo al oído. Les falta recuperarse de la pena de vivir divididos, de ser el centro físico de un mundo partido en dos. Saben que fue un error, en el DDR Museum, en el Reischtag, se nota lo saben. Esta conciencia, pensaba, debe ser la que hace a Alemania una de las naciones más poderosas del mundo, revivir ante todo como lo hicieron después de las guerras y ahora, caminar firmes hacia adelante. Frente a la puerta de Brandeburgo hay unas placas en el suelo que dicen "Berliner Mauer 1961-1989" grabadas en una placa parda y oxidada. La ironía es perfecta, Alemania está donde está porque ha derribado sus muros y acá en Chile somos lo que somos porque nuestros muros siguen tan altos y divisorios como siempre.

Vivimos en tantos Chiles divididos en dos, Plaza Italia, ABC1-C2, Santiago-Regiones, Izquierda-Derecha son tantos los Muros de Berlín que nos dividen exactamente en dos que avanzar se nos hace imposible. Plaza Italia por tomar uno de ellos es un muro que nos encanta, separa tan convenientemente las clases sociales que ninguna se tiene que topar con la otra así los flaites no vienen a vivir al lado de las casas de los cuicos ni los cuicos deben molestarse en pasar cerca de la casa de un flaite. ABC1-C2 (y el resto hacia abajo) es un muro alto, tan alto que el sol alumbra a sólo uno de los lados y así es como tienen el control de absolutamente todo y suelen pararse en lo alto de la muralla para lanzar mijagas de pan a los habitantes de las sombras. Santiago-Regiones, el centro y el olvidado, un muro que se puede atravezar en una sola dirección porque en Chile sólo se puede crecer si te pasas al lado de Santiago, todas las oportunidades parecen estar a un sólo lado. Izquierda-Derecha, lejos la muralla del absurdo porque es más bien la muralla de los Comunistas-Pinochetistas, así es de increible. Mientras Berlín derribó un muro todavía más divisor y lo han olvidado, acá han pasado los mismos años y no hay caso, la estupidez insensata nos ha derrotado. Todavía si no eres de izquierda eres pinochetista desalmado y si no eres de derecha eres un comunista resentido y después de visitar Europa y en especial Berlín ¡cómo duele ver a este país así de dividido! y con tanto, tanto rencor y odio.

Ricos y pobres, provincianos y capitalinos, pinochetistas y comunistas, si alguien todavía se pregunta si de verdad vamos a ser desarrollados el dos mil no sé cuánto les diré algo: nunca lo seremos, no con nuestros muros de Berlín todavía en pie, no con una sociedad sin duda dividida en dos y lo peor es que nadie las quiere tirar abajo. Los acomodados nunca la derribarán ¿por qué cambiar el mundo que tanto conviene? Los que quisieran derribarla nunca la derribarán porque les han quitado hasta el último de los martillos y por más que pateen juntos la muralla, del otro lado todos juntos apilan más y más ladrillos. Berlín puede no ser lo más impresionante de mi viaje a Europa pero me enseñó la lección más importante que aprendí allá: Chile nunca será como Europa. Ni como Estados Unidos, ni como Japón, siempre seremos el triste y estancado país de las murallas invisibles.

1 comentario:

Diego Escobedo dijo...

Maravillosa reseña, siempre me fascinó la unificación Alemana, y ahora estaba buscando antecedentes de nuestra muralla invisible en Plaza Baquedano, tu entrada supo ordenar muy bien las ideas que tenía en mente sobre esta segregada ciudad.
Saludos