
-Eso nos pasa por quedarnos charlando antes de venir a desayunar – notó la tía de buen humor cuando llegaban justo al levantarse sus hijos de la mesa. Sin embargo esa buena disposición cambió de inmediato cuando vio cómo su puesto no sólo había sido ocupado sino que su jugo especial y el último trozo de pastel reservado para ella ya alguien los había consumido.
-¡¿Pero qué pasó acá!? – chilló furiosa - ¡Cabros de porquería, me dejaron las puras migas! – y antes que reaccionaran sentenció - ¡Ni se atrevan a correr, nadie se mueve hasta que me digan quién fue! – los tres sospechosos quedaron congelados y asustados pero ninguno estaba dispuesto a delatar al culpable. La tía entonces, como Sofía misma ya esperaba, se le quedó mirando.
-Querida tía – respondía solemnemente – no esperarás que yo delate a uno de mis primos.
-Si quieres irte al colegio tienes que tratar al menos de sacar la verdad – rebatió muy seriamente.

-¡Pregúntales quién fue de una buena vez! – la tía perdía la paciencia al ver que Sofía sólo se dedicaba a observar.

-Supongo – se dirigió a sus primos – que ninguno tiene las manos sucias– automáticamente los tres mostraron sus manos por ambos lados. Todas estaban limpias y bien cuidadas, incluso las uñas.
-Querida tía – dijo Sofía – pensé que podía encontrar al culpable si tenía las manos sucias pero ya ve que no es así. Era mi única pista – terminaba levantando los brazos en señal de derrota.
-¡Cabros de porquería serán estos! ¡Váyanse al colegio de una buena vez!– la tía no tuvo remedio, aceptó quedarse sin nadie a quien culpar. Mientras decía esto Sofía miró a sus primos y sin que la afectada lo notara les guiñó un ojo para darles a entender que estaba de su lado.

Sofía y sus tres primos se habían alejado ya dos cuadras de casa. José entonces se atrevió a decir: - Prima, estoy seguro que sabes quién fue – los cuatro se detuvieron en seco y los tres hermanos miraron atentamente a su familiar con complejo de detective.
-Por supuesto que lo sé. ¿Fuiste tú verdad Tomás? –
-Pero ¿cómo te diste cuenta? me limpié muy bien las manos para borrar toda evidencia -
-Cierto y es una suerte que hayas puesto cuidado en eso, así pude utilizarlo como escusa para no delatarte – explicó Sofía – Pero se te olvidó la evidencia en la escena misma del crimen – los hermanos guardaron total silencio esperando la explicación.
-Verás – comenzó – Si bien eran tan sólo un plato y un vaso habían dos importantes evidencias allí. Primero el pedazo de pastel, claramente no usaste los cubiertos para comerlo así que quedó una marca de mordida en ese último trozo. Segundo, el vaso puesto a la izquierda y con una mancha de pulgar por el lado derecho. Esto último no pudo haber sido hecho sino por una persona zurda, basta con hacer el ejercicio práctico de sentarse y dejar el vaso a la izquierda con la mano izquierda. Puede tratarse de una coincidencia pero lógicamente toda la fechoría fue hecha apresuradamente por lo que el vaso y la mancha quedaron en “sus posiciones naturales” sin dejar lugar a un montaje más elaborado.
-No pensé que sabías que yo soy el único zurdo de los tres – comentó Tomás y al mismo tiempo desafió: - pero sin embargo el culpable no sería necesariamente zurdo. Cualquiera pudo tomar el pastel con la derecha y el vaso con la izquierda.
-¡Oh claro! pero la huella del pulgar izquierdo en el vaso estaba manchada con chocolate por lo tanto hiciste todo con la mano izquierda – fue en este punto cuando Sofía se dio el tiempo de disfrutar los rostros de asombro y contrariedad de sus primos.

-Supongo que te debo una Sofi – dijo al fin el culpable al verse totalmente descubierto a lo que ella respondió como siempre:
-No me debes nada primo, recuerda: Sofía Virgo, detective a cargo sin cargos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario