El Rincón de los Relatos
Rostros desgastados me acompañan bajando la escalera. Un caudal como todos, interminable hasta desembocar en el lecho mayor para entonces perderse en un caos donde se acaba el sentido y dejarse llevar es el destino último de los últimos descartados. Esperamos todos el carro del afluente aórtico, acomodados en coágulos calculados por células que nunca vimos. El vehículo se detiene. Un grupo corre, la vida depende de llegar a tiempo ¿dónde irán? ¿Tan ansiosos están de llegar dónde esa cena tan desabrida, esos niños tan ruidosos, ese marido de mano tan pesada, esa mujer tan mala en la cama? Otros lo comprenden. Se quedan ahí en el centro pasmados, con la esperanza de bloquear para siempre el torrente e infartar de una vez por todas a este mundo injusto y circular. Miran hacia delante, fijos los ojos en el carro, buscando un poder divino para hacerlo avanzar hacia el otro lado.
Ya voy dentro. Veo a una mujer mayor arrojada en su asiento, durmiendo hace horas a pesar de recién salir de la primera estación. Observo a muchos leyendo libros, mi leve sonrisa ante la vaga alegría de ver ganas de cultura se desvanece: todos devoran palabras de autoayuda, de libros que ninguno de ellos escribió. Un muchacho serio, de mirada embobada por el túnel oscuro, volvía su atención a su Blackberry última generación. Recorría su lista de canciones de reggaetón, cuyos acordes miserables hacen llorar a las olvidadas corcheas y miraba un mensaje de texto “wena po negro reculiao” y tecleaba devolviendo el cumplido.
Di un paso para bajarme y volver a tomar control de mis pasos. Autómatas, los químicos exudados por aquel esfuerzo hicieron reaccionar al resto de los pasajeros y se apartaron de inmediato. La gran afluente siguió su curso mientras volvía a acostumbrarme al movimiento propio. Una bocanada de oxígeno para volver a llenar la carga, de verás me sentía más limpio ahora, el sistema funciona. Escaleras arriba ahora, esta vez automáticas porque los pies pesan más al salir del subterráneo.
1 comentario:
True!,,, todo el tiempo...
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