OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

jueves, 10 de enero de 2013

Huyendo Lo Más Lejos Posible

Rincón de los Relatos


Nota: Ojo con las instrucciones (entre paréntesis) de lectura, ayudará a seguir mejor esta historia.


No existe mejor razón para querer huir de un lugar donde tienes tu vida hecha, casi perfecta. Dejar a la que creí el amor de mi vida y vivir en la misma ciudad es insoportable y humillante al mismo tiempo. Me inventé mil excusas para justificar el escape: buscar nuevos horizontes, mejor trabajo, es que hay más oportunidades, es que ya no me gusta vivir tanto acá. Al final siempre fue la misma razón, huir de Ara.

En ciudad Valle, a unos cien kilómetros de ella, me instalé en un pequeño departamento mientras sobrevivía cumpliendo turnos de noche y fines de semana en el hospital, esos que nadie quiere hacer. En realidad no vale la pena alargar la historia porque el descenlace es igual, lo único certero es que no puedo dejar de pensar en Ara ni encontrando un trabajo diurno más estable ni saliendo casi todas las noches a beber con mis amigos. Llego a mi departamento y me pongo a ver el horizonte nocturno y ojalá estuvieses aquí mirando conmigo, Valle es hermosa de noche, encantadora. Tal vez estés mirando la noche desde tu departamento también. Admito me ha sido imposible mi primer objetivo, no me queda más que seguir buscando, en otra ciudad, en otra cultura, otro trabajo y por supuesto un poco más lejos de ti.

(Si en este punto crees está la solución salta al Párrafo Final. De lo contrario,  continúa)

Por recomendación de un colega me vine a Bienestar, un pueblo de menos de ciencuenta mil personas ya dentro de las fronteras de un país diferente. Prometedor nombre y con lo barato de las rentas puedo vivir en un departamento bastante grande y a pasos del único hospital del lugar. El aroma rural se deja sentir donde sea, la falta del constante ruido de motor extraña al principio y la lentitud con que todo funciona es para llamar a vivir en total paz. Una torpeza, una decisión tan tonta. Ara, Ara mía nada queda en un lugar como este salvo dedicarse a pensar y no hay nada que quiera, que pueda pensar aparte de ti. Sueño todavía con la posibilidad de volver a verte, como lo hacíamos todos los días, besarnos, abrazarnos, saber que nunca nos vamos a separar. Otra vez mis maletas armadas y mi carta de renuncia y la despedida de mis amigos en nuestro bar favorito.

(Si en este punto crees está la solución salta al Párrafo Final. De lo contrario,  continúa)

El vuelo duró quince largas horas. Inexplicable si se toma en cuenta… bueno qué importa. El alivio de ver carteles anunciado avatares importantes en otro idioma me habla ahora de un mundo totalmente distinto donde el solo hecho de sobrevivir me mantendrá ocupado todos los días. La ciudad es enorme, gigante, hacia los lados y hacia arriba y las calles atestadas en estrés y el tiempo que avanza muy veloz. Combinado eso con mi empleo en la sala de urgencias, la mezcla perfecta del olvido. Con un curso express pude aprender rápido el idioma y tuve la suerte de quedar solo a unos cuarenta minutos de distancia entre el trabajo y mi casa, todo huele a una vida de lo más normal. Disfrutarías este lugar Ara, a la larga lo harías a pesar que siempre dijimos viviríamos lejos de las grandes capitales, frente a la playa de donde vivíamos. ¿Mejor me voy no te parece? o seguiré creyendo que vives esta aventura junto a mi.

(Si en este punto crees está la solución salta al Párrafo Final. De lo contrario, continúa)

Increíble que este viaje haya durado tanto como el de mi mudanza anterior y sin embargo en poco más de quince horas la nave aterriza en Marte y yo dispuesto con toda la energía del terrícola novato a vivir bajo las cúpulas del mundo rojo. Ni siquiera sé qué tan lejos estoy aunque de una cosa estoy muy seguro esta vez y es que Ara, no desapareces de mi mente. Creo que ni siquiera pensamos en venir a Marte y debimos hacerlo. Es hermoso en su estilo tan diferente. La ciudad tiene una arquitectura extraterrestre, literal y figurativamente hablando. No, no hay remedio y debe ser porque cuando anochece en el cielo se ilumina esa pequeña ampolleta celeste donde sé estás tú en algún lugar, tal vez mirando esa estrella roja que no es estrella, pensando que como yo siempre fui un hombre de Marte nuestra relación nunca fue en realidad para siempre. Me iré donde ya no puedas verme, ni yo a ti.

Párrafo Final

Estaba esperando la partida de mi viaje en la estación con mi pasaje en la mano ansioso por emprender un nuevo escape. De improviso escucho que alguien se sienta a mi lado y me dice:
-Bonito lugar, he estado ahí ya- me dice con una sonrisa mientras indica con su dedo mi pasaje.
-Vanesa por cierto- se presentó y al decirle mi nombre dijo –yo también voy en el mismo viaje- señaló y su voracidad por encontrar conversación me contagió rápidamente.
-Queda un buen rato eso sí- acoté y como si esperara esa respuesta me propuso de inmediato.
-Invítame a un café y a cambio te cuento de ese lugar al que vamos- ofreció muerta de risa y acepté encantado.
Quedé entusiasmado con su descripción de mi nuevo hogar y para no cortar conversación nos las arreglamos para irnos sentados juntos en el viaje. No paramos de contarnos cosas durante todo el trayecto y pronto nos vimos en la estación de destino compartiendo un taxi, intercambiando teléfonos y prometiendo vernos otra vez, para un café o tal vez una copa de helado de esas gigantes para compartir.

FIN

(Si este final no te convence te propongo continuar leyendo. Si no, mejor te detienes)

Párrafo Final Alternativo

Con tanto trabajo y mi empeño por dedicar tiempo a cuanta cosa se me iba ocurriendo con tal de olvidar a Ara que al final no volví a ver a Vanesa y nuestra relación se quedó en los pasillos de las estaciones y la última vez en vernos fue en ese último taxi compartido.
¿Hace cuánto atrás fue eso? Cinco, quizás seis ciudades atrás, dos, quizás tres planetas atrás. Ara te extraño tanto que ya no sé dónde estoy, a miles de años luz en uno de esos planetas exteriores tan lejanos donde recién nacen las ciudades tratando dominar los enormes mundos habitados por poblaciones pequeñas y emprendedoras. No me costó nada siendo médico arrendar mi propia nave espacial para trasladarme rápidamente de mundo extraño a mundo extraño, seguro de cada vez alejarme más de ti.
Ahora navegando por el espacio hace rato he abandonado toda cordura. Lejos del último enclave humano, lejos como no te imaginas, como miles de millones de viajes de la Tierra a Marte pero no tanto como para olvidarte. Ara, tu rostro aparece en todas las combinaciones de estrellas y la única solución es dejar de verlas ir más allá del fin del universo y recorrer para siempre la negrura eterna.
Y aquí estoy rodeado por el espacio vacío, la nave va a toda velocidad pero no hay cómo avanzar hacia delante una vez atrapado en medio de la nada.
No debí dejarte seguir conmigo todo este tiempo Ara.

FIN


No hay comentarios.: