OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

lunes, 2 de enero de 2012

Puerta 19

-¿Maletas para facturar?- Le dejé mi única maleta para estamparla con la marca del aeropuerto de llegada, el momento en que el viaje se vuelve irreversible.
-Puerta 19, abre a las doce en punto- Tenía unas tres horas antes de que el vuelo abriera sus puertas, todo ese largo tiempo para esperarte mirando la pizarra de vuelos viendo al nuestro aproximarse. El viaje que soñamos tantas veces y todavía no te apareces.

Te va a encantar volar. Máquinas enormes y pesadas capaces de levantar vuelo con pasajeros y carga arriba, ahí ya empieza lo asombroso. Ni hablar de mirar la tierra desde arriba, pasar a través de las nubes y ver cielo por todos lados, anticipando las maravillas esperando en el punto de destino. Te puedes cansar de viajar por tierra, por mar, pero nunca del aire, un abierto desafío a la naturaleza humana, el sueño de cruzar el cielo y dormir sobre nubes.

Así de rápido pasó ya una hora y todavía no apareces. Nuestro vuelo ya está estacionado y ansioso por volar y cumplir su misión. No era un destino planificado, fue tu idea, cuando mencionabas cuánto te gustaría ir me contagiaste de a poco y recién imaginé la posibilidad y de a poco descubría con tu entusiasmo lo increíble de ese lugar, lo diferente, lo interesante, de pronto estaba recorriendo guías turísticas en internet y preguntando a todo conocido si alguna vez lo habían visitado. Me imagino debes venir corriendo, o tal vez confiada de tanto que insistí en eso de lo exagerado que es llegar tan anticipado al aeropuerto.

Falta una hora para subir al avión y no respondes tu celular, seguro vienes corriendo y agitada tanto como para no prestar atención a tu teléfono. Este rato me he divertido escuchando a una pareja de franceses (o canadienses de Montreal, quién sabe) él está sentado en el suelo con todas las maletas abiertas buscando algo desesperado y ella le recrimina, por el tono debe ser algo que él olvido y ella lo culpa furiosa. Su drama hizo que yo mismo revisara una y otra vez mi pasaporte en correcto orden, mi billetera, mi pase de abordaje así como varios otros que estaban ahí invadidos por ese temor de última hora que no dejara subirse al avión.

Ya es casi hora y llega el momento de tomar la decisión: sigo esperando y arriesgo dejar ir el vuelo o continúo esperando a que de pronto aparezcas. Tengo la extraña sensación que no vendrás.

Con la puerta de abordaje frente a mí, quedan diez minutos para que cierre. Y tú ausente, como si nunca hubiésemos planeado el viaje juntos, desapareciste y no volarás conmigo. Te esperé, no solo ahora, hace casi un año hablamos por primera vez de ir juntos, desde entonces estoy sentado junto a la 19 con mi pasaporte en la mano y nos vayamos juntos. No voy a estar aquí toda la vida, es hora de tomar el avión. Me iré sin ti.

Es como lo repasé tantas veces. El aeropuerto es enorme, una metrópolis repleta de rostros multicolor, acentos de todo tipo y letreros incomprensibles pero piadosos con su inglés pequeñito.
-Travelling alone?- miré hacia atrás por última vez y no dude en responder.
-Yes, just me- y es que te demoraste tanto el llegar, o quizás nunca quisiste venir. Y ahora, ¿cómo es que se llega desde aquí a la ciudad?...

1 comentario:

Karolainn dijo...

Awww... Como que siento lo que siente el...
Me gusta como escribes!
Logras tu propósito!