OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

miércoles, 18 de enero de 2012

Humillación Que Termina En Sonrisas

Rincón de los Relatos

Parte del grupo de historias Citas Sobre Malos Momentos En Citas (link)

Tarde ya entrando la noche, segunda cita, clásico: una salida al cine con expectativas conservadoras pero optimista, al menos tomarle la mano, pasar del bostezo al abrazo, realista dada una primera cita increíble con todo eso de la química y la buena conversa y las risas y el “¡ay qué eres simpático!” con la palmada al hombro. Elegantes veinte minutos de atraso y la veo venir, de taco alto y mirada justo al frente y Francisca me canta al oído “esa mujer modelo mira sus labios mira su pelo” y aparecen los temblores y la mirada de tonto y con toda soltura me abraza y me dice “’¡hola!” y un par de cosas más que se comieron los nervios, últimas víctimas porque ella me relaja y vuelvo en mí y la cita comienza a salir bien.

Entramos a la sala riéndose ella de alguna tontera que dije “¡qué eres tonto!” y ya me creía ganador mientras buscábamos buenos asientos, ojalá algo atrás, ojalá bien al centro. Encontramos entonces bueno lugares y mientras ella se acomodaba con el sigilo entrenado levanté el brazo entre nuestros asientos preparando el terreno para ese objetivo simple pero vital. Todo iba increíble, pensé que estaría ansioso y errático en este punto pero nada, la fluidez se daba demasiado natural e invitaba a tomarle la mano de una vez y a buscar el bostezo simulado. Desde ese momento, la tormenta. Le tomé la mano entre risotadas y boberías.

“¡Oye! ¡¿Qué te crees?!” me gritó con una voz que no le conocía y sacó su mano de la mía como quien la aparta de un sartén hirviendo y con resortes se puso de pie y atrajimos la atención de toda la sala, repleta “¿¡Crees que porque acepté venir y nos reímos un rato puedes propasarte conmigo?!” qué fuerte sonó ese propasarte ni que hubiera subido por su muslo más de la cuenta “¡No te quiero ver más, ni te atrevas a llamarme!” y la gente murmuraba y se reía y se asombraba y yo la veía con la cabeza hacia arriba de tan hundido que estaba en la butaca y juro que nunca había transpirado tanto sudor helado. Ella agarró su bolso con la fuerza de un portazo y salió digna y elegante de la sala mientras el público volvía la vista al frente mientras se divertían con mi humillación letal y los más modernos #pobretipodelcine.

“¿No creo que haya sido para tanto, verdad?” me habló una voz al lado mío que me devolvió al mundo real aunque no lograba sacarme ni del asombro ni de la boca abierta. “Sólo le tomé la mano” le respondí a la mujer de lentes a mi lado con la voz en un hilo, rompiéndose porque trató de ser fuerte para dar una excusa al respetable. “A veces es mejor venir al cine sola” reía y cuando se dio cuenta mi miró “no me río de ti, es feo lo que te hizo” aunque no dejó de reír del todo y me terminó contagiando y para rematar la confusión le dije con toda sinceridad “¿cómo se llama la película que vine a ver?” y estalló en risas mientras la luces se apagaban porque ahora comenzaba la verdadera trama y respondió entre risas y susurros “debe ser porque es cine arte alemán, ¿begrepen?” y la cinta germana y el silencio comenzó y sin proponerlo y sin realmente entenderlo nos pusimos a ver la película juntos a pesar que nunca levantamos el brazo entre nuestras butacas.

1 comentario:

Karolainn dijo...

Si la viera en la calle a la tipa la golpeo por rota!

jajajajja
Buenisimo Nico!
;)