
Estaba
atrapado por la gravedad de tus ojos solares, de otro mundo, orbité desde
entonces a tu entorno obedeciendo tus reglas dejándome llevar por tus caprichos
y haciendo todo para iluminar más tu vanidad astral. Adónde fueses, lo que
pidieses todo con tal de estar a tu lado y con acercarme un poco más a ti y más
y más. Un camino sin retorno, leve e invisible caída en picada a las redes de
tu superficie quemante. Todos lo me lo decían te tiene del cuello, haces lo que
ella dice te mueves adonde ella va y a cambio que has recibido, es que algún
día decía cumpliendo una nueva vuelta cada vez más cerca y me gritaban desde el
espacio profundo ¡Vete, vete de ahí o terminarás estrellándote! Te miraba y
trataba de resistir pero era inútil. Me enceguecías con tu ternura y tu sonrisa
repleta de esperanza.

Trepé
mil veces la torre afirmado a tus cabellos, cabalgué mil veces a través de los
agudos rosales para despertarte, recogí mil veces tu zapato de cristal y aún
así me despreciaste hasta el último de los días aún así no fui más que el
juguete de turno. Nunca quisiste que los cuentos terminaran con un final feliz
y me hiciste sentir como el sapo que las princesas no quieren besar, como el
vasallo que lo más alto que puede mirar es a los pies de su doncella. Por suerte
me has dejado la fuerza suficiente para tratar de huir, relevar mi cargo a otro
planeta dispuesto a orbitar tu majestuosa necesidad de admiración y reverencia.
Ni siquiera podría terminar diciendo “algún día te darás cuenta” porque
realmente la única que te interesa eres tú. Centro. Astro. Vanidad.
2 comentarios:
Nck es una belleza. Que bien q escrbes. Que profunda reflexion.
Muchas gracias!!
Publicar un comentario