OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

martes, 21 de mayo de 2013

En Picada

Rincón de los Relatos


Tan dulce, inocente, incluso ingenua me encantaste con tus hilos de pureza e hipnotizado te hice reverencias. Quise complacerte en todo, verte sonreír con mis sorpresas, con cumplir las promesas has con locas proezas. Me llevaste de la mano por un camino que imaginaba largo, infinito incluso, junto a ti siempre. Hasta lo llegué a ver en tus ojos, en tus palabras llenas de cariño y en tu honestidad a prueba de este mundo cada vez más plástico y perverso.


Estaba atrapado por la gravedad de tus ojos solares, de otro mundo, orbité desde entonces a tu entorno obedeciendo tus reglas dejándome llevar por tus caprichos y haciendo todo para iluminar más tu vanidad astral. Adónde fueses, lo que pidieses todo con tal de estar a tu lado y con acercarme un poco más a ti y más y más. Un camino sin retorno, leve e invisible caída en picada a las redes de tu superficie quemante. Todos lo me lo decían te tiene del cuello, haces lo que ella dice te mueves adonde ella va y a cambio que has recibido, es que algún día decía cumpliendo una nueva vuelta cada vez más cerca y me gritaban desde el espacio profundo ¡Vete, vete de ahí o terminarás estrellándote! Te miraba y trataba de resistir pero era inútil. Me enceguecías con tu ternura y tu sonrisa repleta de esperanza.


En un grito desesperado el universo intenta detenerme y es entonces cuando al fin veo, te veo a los ojos y tú no me miras de vuelta. Lo sé ahora, nunca lo hicieron. Te quise tomar la mano y la sacaste como quien las arranca de una superficie hirviente. Te quise acariciar el rostro y con un desprecio me corriste la cara como si fuera el peor de los insultos. Cómo se me ocurría tan siquiera mirarte y subir al pedestal estelar donde te encuentras y escuché desde tus gestos “impío ser inferior, estáis aquí para servirme, para hacer de mi ego el más grande de todos dónde se ha visto un esclavo acercarse a su reina”


Trepé mil veces la torre afirmado a tus cabellos, cabalgué mil veces a través de los agudos rosales para despertarte, recogí mil veces tu zapato de cristal y aún así me despreciaste hasta el último de los días aún así no fui más que el juguete de turno. Nunca quisiste que los cuentos terminaran con un final feliz y me hiciste sentir como el sapo que las princesas no quieren besar, como el vasallo que lo más alto que puede mirar es a los pies de su doncella. Por suerte me has dejado la fuerza suficiente para tratar de huir, relevar mi cargo a otro planeta dispuesto a orbitar tu majestuosa necesidad de admiración y reverencia. Ni siquiera podría terminar diciendo “algún día te darás cuenta” porque realmente la única que te interesa eres tú. Centro. Astro. Vanidad.


2 comentarios:

Andrea dijo...

Nck es una belleza. Que bien q escrbes. Que profunda reflexion.

Nicolás! dijo...

Muchas gracias!!