Desván Para Pensar
Hace un par de horas avisaron algo tremendo: al colegio de mi hermana menor llegó la influencia humana, antes gripe porcina y sanitariamente AH1N1. El colegio lo cerraron en el acto, nadie va a clases hasta quién sabe qué cosa se solucione. ¿Y ahora qué diablos hago? a mi hermana no le dieron ganas de comer en la tarde y justo me vino una tos incipiente. Desde entonces no he parado de lavarme las manos con cuanto jabón he encontrado y para que hablar de tocar o siquiera compartir un espacio cercano a mi hermana. Ahí me di cuenta que vivo en la misma casa entonces debería salir, con una mascarilla por si ocurre el fortuito evento de encontrarme con otro contagiado o con el aún más increíble de estar yo enfermo y contagiar a alguien. No, es mejor no salir. Pero si me quedo adentro me contagio si o si. ¡Ah! esta enfermedad virulenta, terrible con su 0.8% de mortalidad y que afecta a casi el 0.0000007% de los chilenos y en el mundo llega incluso al 0.0000015%. ¡La pandemia! ¡el mundo se nos viene abajo, la población humana al borde del abismo del infierno! y yo acá en el medio del riesgo tan tremendo de contraer esta enfermedad tan letal y maldita. ¡Qué haré, oh jeringas y anti-virales!
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