OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

miércoles, 22 de abril de 2015

InterCaelum

Rincón de los Relatos

Reims es un hombre peculiar. Tomaba agua caliente directamente de la llave y el café casi congelado. Su voz aguda, casi un chillido de tono sostenido, indefinido y melancólico, se escucha por toda la nave y sus gritos aun peor parecen desgarrar todas las paredes el laberinto interno de nuestros oídos. Lo entendemos sin embargo. Es el único ser humano que ha atravesado la InterCaelum.

-Es la muerte y luego regresar de ella- sus historias son capaces de hacer apetecible la horrible comida congelada del almuerzo. Nadie había sido capaz hasta conocerlo a él de explicarnos esta locura del viaje interestelar.
-Saben que morimos una y otra vez- dice Reims cuyo juvenil rostro está escondido entre cicatrices y espinillas muy mal escondidas tras una barba descuidada.
-Me condenaron a muerte, es cierto, ¡pero cuántas veces he muerto ya!- el hombre amaba la palabra muerte. Le permitía explicar lo que científicos concluyen en kilómetros de matemáticas.
-No debe ser tan malo- interrumpe Gabriel –prefiero ser un conejillo de indias aquí antes que pasarme la vida en la prisión lunar.
-Yo estuve un mes allí y es inaguantable- me permití opinar –acá es magnífico en comparación. Nos miramos con Gabriel satisfechos de nuestra suerte pero Reims no cambiaba el semblante.
-¡No saben lo que dicen!- su voz hizo temblar el metal bajo nuestros pies.
-Cuando mueran una vez como yo lo he hecho no querrán seguir viviendo, ni querrán morir de nuevo.

Cuando nos ofrecieron la alternativa de ser sujetos de experimentación nos explicaron que sería para probar viajes interestelares en pequeñas naves para tres tripulantes. Ya habían mandado perros y monos por supuesto pero todos volvían con un comportamiento errático y eran incapaces de concluir más allá de las consecuencias sicológicas. “Queremos saber qué pasa cuando la nave se traslada de un punto del espacio a otro al usar el impulsor de velocidad luz”. Ni nos importó qué diablos querían decir con todo eso o qué será un impulsor. Todo lo que oímos fue la posibilidad de salir de la espantosa cárcel lunar. Ese momento en el tiempo y en el espacio donde la nave desaparece de un punto del universo y aparece en otro sin mediar una sola milésima de segundo en el intertanto. Ese es InterCaelum.

-¡Ya viene!- tembló Reims levantándose de la mesa de almuerzo corrió hacia la habitación contigua para dejarse caer sobre los sillones de prueba que nos mantendrían amarrados y seguros durante InterCaelum.
-¿Nervioso?- me pregunta Gabriel mientras caminamos a ocupar nuestros asientos.
-Antes no lo estaba pero este imbécil me tiene asustado- admití.
-¿Sienten temblar el tiempo?- Reims mira para todos lados esperando que algo pase.
-Todo lo que tiembla es su voz de pito- ríe Gabriel en mi oído.

La habitación se cubre de luces rojas y parpadeantes. Finalmente se encienden sin apagarse. El metal de la nave, ahora sí, comienza a rechinar.
-¡Ya viene Dios mío, perdona nuestros pecados!- La voz de Reims comenzó a dar vueltas por la habitación en un eco interminable y entonces todo desaparece. La luz roja se consume al centro de la habitación en un remolino como de taza de baño junto con los sonidos, la nave misma, todo.

Pensé que sería distinto
¿Distinto cómo?
Una turbulencia violenta
Sin embargo…
Siento una paz inmensa
Es porque estás en mis dominios
Quién eres... es lógico en realidad
¡Ja! Me hace gracia que siempre me definan como algo lógico
Nunca creí
Nunca he existido
Pero estas aquí
¿Dónde? ¿Cuándo?
Esos científicos dijeron que la nave aparecería de inmediato en otro lado del universo
Comprendes… un poco
Cómo puedo razonar o… conversar contigo si no estamos en ningún lugar ni en ningún tiempo.
¿Cuándo fue la última vez que estuviste en un lugar o en algún tiempo?
(pasa un tiempo indefinido, inmensurable pero definitivamente largo)
Fue cuando asesiné a mi jefe, esa fue la última vez que me detuve a mirar al mundo y me doy cuenta. No es mi culpa sin embargo, todos los somos cuando interrumpimos los sueños con los corrosivos gritos de la realidad cíclica tan adorada y nos dejamos aplastar por lo absurdo, por lo banal, por conformarse con respirar y comer, respirar y comer, respirar y comer, es todo.
Hasta…
Mi crimen, mi violación contra la sociedad me apartó de ella, me hizo verla en realidad. Es esa cárcel bajo los cráteres lunares. Fría. Oscura. Fácil.
¿Crees que vivir es fácil?
Cuando eres una piedra que se deja llevar por el río…
¿Qué harás?
Es esto la muerte ¿verdad? Si permites que la humanidad triunfe con esta tecnología te destruirán sin duda y se apoderarán de InterCaelum.
¿Lo crees?
Siempre hemos querido.

-¿¡Lo han visto verdad?!- la nave vuelve al universo conocido junto con la desagradable voz de Reims. Casi sin aliento miré a Gabriel y el me miró a mí. No tuvimos que decirnos nada.
-¿Qué hacemos ahora? ¿Qué diremos a los científicos?- pregunta Gabriel en voz alta cuando ya todo se ha calmado.
-Lo mismo que los perros, los monos y yo- replicó Reims con una voz de ultratumba que parecía representar mucho más que a solo a él.

Siendo de los primeros tres hombres que ha realizado un viaje interestelar con éxito, comencé a beber agua caliente directo de la llave, a tomar café gélido, a hablar con voz chillona, en un tono sostenido, imposible de definir, melancólico. Errático. Rompiendo la rutina para convencer a los científicos que nunca deben volver a InterCaelum.

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