Rincón de los Relatos
La velocidad es fascinante, el
viendo atraviesa mi mente desatando ideas extraordinarias, la lluvia vertical
sobre mi cabeza me recuerda que esta las leyes universales son flexibles y
entonces supe cómo hacerlo. Entre los gritos envidiosos de las máquinas
móviles mi plan cuadraba, tan fuerte como el rugido de la inmensa velocidad,
tan cierto como mi vida en riesgo al filo del suave asiento de mi caballo
metálico. Despierto.
¿Qué tal si tuvieses entre tus manos la idea más grandiosa de todas? ¿No saldrías a correr a toda velocidad? ¿y si esa idea se tratara de cómo destruir el mundo? ¿te negarías a llevarla a cabo? ¿de verdad desecharías lo mejor que jamás se te ocurrirá en la vida solo porque acabarás con todo? Ese sueño lo recuerdo siempre, representa el mundo destruido decenas de miles de años más adelante.
“Es un sueño que te promete un
futuro brillante, pero corto Karak” me dijo el druída del clan y le creí, es
decir, yo también lo siento así. A esa velocidad, con esa altanería frente a la
naturaleza y tanto desprecio por la vida quién no moriría en su juventud. Pero
Sheneg se le olvidó una predicción, ese futuro tan al borde del olvido será culpa
mía.
“¿Qué sacas con eso si no verás
los resultados?” criticó Chascán cuando le confesé que si decidía destruir al
mundo, no pasaría hasta miles de años después. Ningún otro hombre podrá dejar
un legado como el mío por más bien o mal que haga durante su vida porque el
final de la historia ya lo habré decido yo.
¿Dejarías pasar la oportunidad de
dejar un legado para toda la eternidad? Serás simplemente un hombre cualquiera,
carne y luego polvo y tan fácil que se lo lleva el viento pero mírenme arriba
del caballo metálico, el viento me ama, me idolatra mientras se lleva todo el
polvo de los hombres que agacharon la cabeza y fijaron sus miradas en el
concreto que juran se mueve hacia atrás sin descanso.
Lo haré, destruiré al mundo.
-¡Sebhk! ¡Sebhk! Ven aquí… no lo
mires ahora pero Chascán cree que tus moras son más deliciosas y vendrá a quitártelas en la noche- era imposible en un clan como el nuestro donde las moras sobran a destajo pero un sentimiento de miedo se apoderó de Sebhk ante la
idea de perder sus moras a pesar de que las sacamos todas del mismo arbusto y
las escogemos al azar y al mismo tiempo. Ahora el mundo esta siendo destruido,
ahora Sebhk recoge una piedra del suelo y la lleva consigo adonde vaya.
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