Un
torbellino del cual no quiero escapar. Negro entero excepto por su fondo iluminado por dos luceros amarillos brillantes. Dos lunas me llaman con su encanto
ineludible. Nado con los brazos hacia ellos apurando mi llegada. Despierto
entonces con el dolor del sueño en el corazón, con la ínfima felicidad plena
antes de la conciencia. En ese tiempo tan pequeño estuve dentro de tus ojos de
luna, estuve en tus manos, en tus labios y fue lo más real por ese instante.
Estuve al final del arcoíris viéndote bailar en su cima, la promesa cumplida
del tesoro invaluable al final de los siete colores.
Me
levanto me ducho me visto me largo a caminar entre las calles de una ciudad que
llueve y hay gritos mecánicos por todos lados, relinchos de caucho, robots repitiendo
trazados diarios todo sobre una neblina de insignificancia. Soy yo y la lluvia
que por culpa de poetas hoy y siempre es y será melancólica. Cierro mis
ojos para escuchar su áurea caída directo desde las nubes condensadas desde ese
sueño con tus ojos de luna estás tú en cada gota y me abrazas fuerte, cada vez
más, un relámpago y tus besos, tu piel es el viento envolvente, tu aroma emerge
de los prados inundados en agua. Y el dolor del despertar de ese sueño real por
esa fracción de segundo. No quiero abrir los ojos ni prender la luz no quiero ver
la hora real en el reloj ni el día en el calendario. Quiero aguantar lo más que
pueda la ilusión de estar bajo la lluvia de tus ojos de luna.
Un dos
un dos un dos suena la percusión bélica y nos llama a batalla a miles de
soldados que luchamos por tu reinado. Todos van muriendo, amigos y enemigos,
envueltos en una guerra sin gritos sin sangre hasta quedar solo yo, solo tú
llegando a verme victorioso con tu vestido de polvo estelar montada en un
dragón majestuoso llevando tu casco alado y batiendo tus plumas de ángel. Eres todos los
cuentos, todas las leyendas bajando hasta mí un mortal soñador que deja la
espada a un lado para arrodillarse a tu soberanía total sobre este mundo que no sé
dónde está y que está en todas partes. Y no quiero escuchar el reclamo de la
alarma ni sentir el frío sobre la ropa de la cama, que no termine este momento
que quiero sea real eternamente aunque este siempre al borde de caer desde un rascacielos.
Deseo
tanto vivir en ese pestañeo de tiempo donde estamos juntos navegando a través
del espacio ennegrecido de vergüenza por la luz magnánima de tus ojos de luna
¡dime que sí! ¡dime que sí ojos de luna! ¡no me dejes dormir más! ¡no me dejes
volver a despertar!
2 comentarios:
OOOOOOH DIOS MIO ES DEMASIADO POÉTICO AAAAAAAH CREO QUE MORIRÉEE AAAAHHHH!
OOOH! GRACIAS POR EL CUMPLIDOOO!!
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