La
alarma de ataque esta en llamas y por apresurado tuve dificultades para ponerme
el pantalón. Consecuencia inmediata, salir de último de la barraca y con esa
sonrisa irónica los muchachos me recuerdan “¡Beanpole! ¡No olvides despertar a
Zombie!” Tan peligroso como ir a combate es despertar a Lotta cuyo genio al
privarla repentinamente de un sueño profundo es peor que estar enredado en una
ensalada de láser en medio del espacio. Mejor será ir rápido a su litera y
despertarla de una vez.
-¿Lotta?-
le digo despacio y apenas rosando su hombro. No puedo olvidar cuando “cueball”
recibió el más fulminante de los combos en pleno rostro cuando la despertó
violentamente.
-Lotta,
la alarma- refunfuña un poco y se acomoda para seguir durmiendo. La alarma me
tiene nervioso ya no puedo esperar.
-¡Lotta,
ataque!- y alcancé a esquivar la palma de su mano que despertó mucho antes que
sus ojos.
-¡No me
grites así tarado!- fue todo lo que me dijo antes de darse cuenta que otra vez
no había escuchado la emergencia. Sin siquiera mirarme salió corriendo hacia
el hangar. Como siempre ya estaba vestida, lista para la acción y sin más que
hacer corrí tras ella. Es increíble pensar que Lotta es la mejor piloto de
falcon existente, al saber que ella pilotea junto a nosotros es una esperanza de victoria, la vida después de la guerra asegurada.
Entro
justo tras ella al hangar y con su agilidad de siempre se hace notar de
inmediato. Su piel tostada reluce frente al casco blanco de su falcon y con una
acrobacia que ignora toda gravedad salta con sus risos salvajes ondulando como si hubiera viento directo hacia la cabina.
La sonrisa previa a la batalla nadie se la quita y aunque baja de estatura se ve enorme cuando está
sobre una nave.
Ella nos saluda antes de cerrar la cabina y todos gritamos "¡Zombie! ¡Zombie!" y una lluvia de serpentinas y papeles coloreados parece caer desde el techo mientras ella levanta ambos brazos "¡Zombie! ¡Zombie!" curioso apodo para alguien con su habilidad innata y es que su mala costumbre de siempre estar dormida a la hora de salir a combate hizo que le llamáramos Zombie en vez de algún sobrenombre que hable de su naturaleza invencible.
Ella nos saluda antes de cerrar la cabina y todos gritamos "¡Zombie! ¡Zombie!" y una lluvia de serpentinas y papeles coloreados parece caer desde el techo mientras ella levanta ambos brazos "¡Zombie! ¡Zombie!" curioso apodo para alguien con su habilidad innata y es que su mala costumbre de siempre estar dormida a la hora de salir a combate hizo que le llamáramos Zombie en vez de algún sobrenombre que hable de su naturaleza invencible.
Una vez en mi falcon me dirijo hasta las lanzaderas y de estar cinco minutos atrás tropezándome con mi pantalón
ahora me enfrento al terrible campo de batalla. Libre de toda geografía dos
colosales fortalezas espaciales nuestras se enfrentan a dos eridani. Entre las
cuatro vomitan láser, misiles y falcons por millares y en todas direcciones provocando una invasión de
explosiones sordas, expulsiones de luces multicolor y cabezas nucleares deambulando por todos los rincones.
-¡Beanpole,
Zombie!- llaman del centro de control por el radio -¡Cubran los motores del
escuadrón enemigo en camino!- una mirada al radar, una sopa de luces y señales
sin embargo la experiencia logra superar el enredo y puedo ver claramente las
seis falcon eridani acercándose a los motores de la fortaleza.
-¡Vamos
a freírlos Beanpole!- replica Lotta que en un violento pero estético quiebre
cambia de dirección hacia la popa.
Si
destruimos los motores de su fortaleza serán historia, se apagarán todos sus
sistemas y ya no podrán destruir nuestros misiles nucleares con sus baterías. Y
se atreven a mandar solo dos naves para cubrirse. Esto será pan comido.
-¡Ranga,
es Zombie!- me grita un compañero asustado. Entonces era verdad que estaba acá…
Demonios, nos va a triturar. Incluso si viniese sola sería imposible derribarla.
-¿Nos
retiramos?- hago caso omiso a tan absurda sugerencia. Treinta segundos para
estar en su rango de tiro. No puedo, el corazón se me sube a la boca tratando
de matarse antes de verse enfrentado al horror de ver a Zombie maniobrando frente
a él, escupiendo plomo enajenada por la ira bélica que a todos, excepto a ella, nos deja atrás
porque es vencida por el miedo a la muerte. Dicen que podrían acribillarla a
tiros pero que seguiría en pie, avanzando hacia ti como si nada y de ahí su
sobrenombre.
¡Ahí
viene Dios mío! ¡Sarah, Angela, las amo demasiado!
Viene
de frente y a metros de mi nave. Reaccionando a mi cañón da un salto que eleva
su cola hasta dejarla vertical y un poco por encima de mí. Sus propulsores inferiores
la deslizan hasta la popa de mi escuadrón y dos de mis escoltas vuelan en
pedazos (¡fue con un solo tiro!) grita otro mientras giro vertical sobre mi eje para ir
en su búsqueda, distracción fatal (¡AAaaaa…!) porque su aliado destruye a
otro y a otro (¡No quiero morir aquí Ranga!) dejo una estela de microbombas
para detener al compañero de Zombie y me dirijo directo a ella mientras
(¡Nooooooo!) acaba con mi último hombre. Mi mano tiembla desesperada (¡Control,
Ranga vuelve a la base!) sin embargo logro descargar un impulso láser que ella
no elude si no hasta el último segundo con un giro y quiebre sacado de libros
fantasiosos. Se me ocurre (¡Ranga sal de ahí!) que debe ser tan hermosa como
sus piruetas y que tal vez si he de morir en el espacio es mejor en manos de ella. Burlesca se
da el lujo de lucirse frente a mí, se mueve a un lado y abajo sin disparar una solo
bala, giro y quiebre, deslizamientos, paralelas y diagonales, el diablo
luciendo sus mejores flamas. Me enfurece, hierve mi sangre militar…
-¡Te
voy a matar Zombie!- me lanzo tras ella desesperado, ya no me controlo soy yo y
mi furia y mis ansias (¡Retírate Varmor!) por eliminarla del universo de una
vez por todas. Es un fantasma, aparece y desaparece de mi visión sin patrón
alguno, no, no, ¡no voy a dejarla ir!… dónde se fue… ¡dónde estás!... Sarah,
Angela… no puedo más… quiero estar en mi casa… me rindo…
Ese pobre
bastardo quedó hecho pedazos. Lotta le bailó en su rostro y apenas reaccionó
por algunos instantes solo para volver a quedarse quieto otra vez entendiendo
que nadie puede enfrentársele.
-¡Vamos
a cazar pájaros Karl!- y no sé cómo lo hizo pero descargó su láser con tal
exactitud que desmanteló todas las microbombas que me rodeaban en ese momento.
Ahora
la guerra no se ve tan espantosa, más bien parece un juego de niños donde no
importa qué pase pues al final siempre sales ganando así de tranquilo es pilotar
junto a Lotta, hasta da tiempo para pensar en otras cosas.
Recuerdo cuando estábamos formados para la ceremonia de graduación, todos vestidos con el uniforme oficial listos para recibir honores y salir a defender los colores de Horologium. Se veía preciosa ese día con el atuendo formal, la gorra oficial, sus profundos ojos negros emocionados, su sonrisa imborrable, su aspecto de niña traviesa que no la deja ni en los momentos más solemnes. Recuerdo cuando me miraba de reojo con un gesto que hacía memoria de una humorada que le hicimos a Henry en la fiesta de graduación. La insensata intentaba hacerme reír a carcajadas para verme sufrir frente al escarmiento de algún superior. Es difícil imaginarla ahora, siendo la misma de siempre, como la piloto más sanguinaria de toda la constelación.
Recuerdo cuando estábamos formados para la ceremonia de graduación, todos vestidos con el uniforme oficial listos para recibir honores y salir a defender los colores de Horologium. Se veía preciosa ese día con el atuendo formal, la gorra oficial, sus profundos ojos negros emocionados, su sonrisa imborrable, su aspecto de niña traviesa que no la deja ni en los momentos más solemnes. Recuerdo cuando me miraba de reojo con un gesto que hacía memoria de una humorada que le hicimos a Henry en la fiesta de graduación. La insensata intentaba hacerme reír a carcajadas para verme sufrir frente al escarmiento de algún superior. Es difícil imaginarla ahora, siendo la misma de siempre, como la piloto más sanguinaria de toda la constelación.
-¿Crees
que ese piloto haya tenido familia Karl?- no respondí creyendo que imaginé esa
pregunta.
-Tienes
razón, como todos nosotros- se respondió sola mientras daba un pequeño giro de
ajuste.
-¿Estás
bien?- le pregunté preocupado por su sorpresiva falta de entusiasmo.
-Me da
miedo Karl, algún día seré derribada la pregunta es cuándo. No creo estar
preparada para morir-
-Nadie
lo está- traté de simpatizar y luego de un rato me dice.
-Somos
soldados nuestro trabajo es morir, matar y morir- reflexiona y luego un
suspiro. Nos acercamos al centro del conflicto, los timbales de guerra resuenan
y el radio nuevamente grita órdenes desde la fortaleza. Pero Lotta no reacciona
y seguimos avanzando de frente a la batalla.
-Lotta,
reacciona- le digo en voz baja, sin embargo no despierta.
-¡Zombie!-
se escucha un golpe a través del comunicador.
-¡Tanto
grito si estoy aquí!- reclamó de sopetón con su personalidad de recién despierta.
Retoma
su actitud y las turbinas de su falcon revientan en velocidad para entrometerse
de lleno en el espectáculo destructivo y la pierdo de vista pero seguro que
cuando esto termine y centro de control nos llame de vuelta ella será como siempre la
última en llegar rodeada de pétalos de flores cayendo desde las estrellas
mientras su eterna sonrisa nos alegra a pesar de la situación, mientras sus
risos rebotan suaves sobre su piel soleada alzando sus brazos en señal de victoria.
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