OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

miércoles, 1 de junio de 2016

Volver Allí

Rincón de los Relatos


El día comienza con un gris invernal casi tocando el suelo, se respira el aire frío, la gente camina agachada buscando el calor del suelo mientras el bramido de su cuerpo herido por el sueño escaso deja escapar los humos del alma cansada. Mi automóvil espera apacible mi llegada y abre sus puertas al contacto mínimo, relincha de alegría y avanza hacia la fila de incontables luces rojas. Cada paso parece salido de un esfuerzo mal utilizado, un exceso de fuerza cinética nos impulsa a todos desear con desesperación unir esas líneas discontinuas en un río navegable. Los gritos no se dejan esconder, la selva habla, los monos chillan con sus gargantas de acero en busca de un dominio imposible, camaleones eléctricos cambias sus colores a un ritmo democrático y en su afán de jueces se llevan los insultos de sus gobernados cuando se ruborizan de vergüenza al tener que prohibir ¡maldito seas! le gritan los elefantes que de elegantes nada tienen cuando empujan al resto por un lugar contaminando los suelos con sus heces grandilocuentes y pestilentes.


El reloj, militar dictador, a paso redoblado avanza sin piedad amenazando con castigos ejemplares a quien llegue tardío y sin demora el miedo nos invade a todos y rugimos desesperados ¡déjame pasar! y vemos nuestra piel desgarrada por el minutero torturador ¡rápido que no llego! se repite mil veces el eco urgido y es tanta la rabia que algunos no aguantan y chocan sus cascos metálicos para echarse a pelear y el humo se hace irrespirable y se pone a llover y el reloj ¡un dos tres, un dos tres, de frenteeee! y las luces rojas brillan más fuerte y la energía arde en nuestros cuerpos ¡no llegaremos a tiempo, no lo haremos! gritamos todos sabiendo que a nadie le importa, creyendo que a todos deberíamos importarles.


Todo para llegar al fin, al filo de la hora como tantas mañanas, a esperar el lento pasar de un día más para poder volver allí

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