Rincón de los Relatos

-¡Ah, no! por hoy ha sido suficiente- me dijo con voz firme aunque algo cansada.
-¿Suficiente qué?- le pregunté, le hablé o sólo lo pensé, no lo sé.
-Deseos ¿sabes cuántos me han pedido hoy? Ya serán unos quinientos así no se puede viajar tranquila- pero en el fondo de su voz había resignación.
-Pero... pero el mío es uno importante- le rogué
-Ya, ya, todos dicen lo mismo, no te escucharé, no me interesa- su cola se iluminó levemente.
-Mi deseo es en realidad muy simple, no es un deseo para mí- le expliqué. La estrella cambió sus colores en un gesto que me pareció una mirada de ternura.
-Eres un tonto ¿sabías?- reía y tomó la actitud de quien necesita desahogarse –estoy muy cansada- comenzó diciendo, me dio la impresión que se sentaba en el pasto junto a mi –éste no es el único lugar donde me piden deseos, hay miles de otros que me ven y descargan sus deseos esperando mi milagro- tomó un leve tono oscuro, miraba al cielo- todos quieren las mismas cosas, tantos y tantos planetas y millones y millones de seres pensantes y escucho una y otra vez “quiero ser millonario”, “quiero conocer al amor de mi vida”, “quiero mejorar mi salud”, ¿será así de simple la vida?- y volvió a su blanco natural.
-¿Me preguntas a mí?- le pregunté aunque ya lo sabía.
-A quién más, es simple la vida ¿no crees?- de pronto estábamos juntos mirando las estrellas.
-Me lo dice alguien que está agobiada por tanto trabajo- fue lo único que se me ocurrió decirle.
-¡Ja!- respiró profundo y luego exhalaba jugando con el vapor de su respiración en la noche helada.
-¿Por qué pides por otra persona?- me dijo sin quitar la vista del cielo que tanto ha recorrido.
-En parte porque deseo que se le cumpla- respondí sincero.
-¿En parte? ¿por otra parte qué, deseas que no se le cumpla?- brillaba un poco más ahora, el color de la verdadera curiosidad.
-No, claro que no, deseo que se le cumpla más que nada en este momento es sólo que…-
-No lo sabes claro está- me interrumpió bajando su intensidad, orgullosa –y si deseas mejor entenderte a ti mismo, pídeme comprender esa otra parte- su cola comenzó a temblar levemente.
-Una estrella fugaz pidiéndome un deseo, eso es nuevo- reconocí divertido con la situación y estaba dispuesto a aprovecharla –Cumple mi deseo y yo cumplo el tuyo- le propuse.
-¡Pf!- hizo el ademán de largarse pero la venció la intriga –bien, lo haré. Ahora pídeme que puedas encontrar la respuesta y me haré cargo de esa persona- asentí con la cabeza, cerré los ojos y podía ver su luz a través de mis ojos y le pedí varias veces lo que le prometí a la estrella fugaz y la oscuridad repentina invadió mis párpados cerrados y escuché un tronar suave y alejándose. Abrí los ojos y alcancé a ver su estela en el borde del cielo que justo comenzaba a amanecer.

1 comentario:
Simplemente...un relato demasiado tierno...incluso te imaginé en dibujos animados...^^
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