-Le
damos la bienvenida al set a la hija de la actriz Linda Thomson ¡Lucía,
bienvenida!- entra Lucía al set con pasos largos y rostro serio, la cámara
parte de un primer plano y se va alejando hasta mostrar la imagen del plató
completo mientras ella saluda graciosamente al público presente y pagado y toma
asiento al centro de tres entrevistadores sacados del turbulento mundo rosa.
-Lucía,
esta semana todo el país se ha estremecido con la demanda que interpondrás
contra tu pareja- Amanda, antes cantante, pone rostro inquisitivo, disfrazada
de punzante desde su actuación a su maquillaje. -¿Qué tan cierto es todo lo que
pasó?- Lucía comienza a llorar primero con la voz, luego con lágrimas mientras
cuenta lo terrible que ha sido todo, los malos tratos, los empujones, los
incrédulos, el asedio mediático.
-Nuestro
reportero ha hecho entrevistado a tus familiares y más cercanos para ver qué
opinan, vamos con eso- dice Fernando, actor en otros tiempos y convenientemente
homosexual reconocido al día de hoy. Aparece en pantalla la madre, sus
hermanas, su abogado, todos en apoyo a la pobre hija de actriz maltratada por
ese musculoso modelo de televisión, la pasarela más barata y glamorosa del
mercado.
Detrás
de cámaras, en la sala de dirección, Marcelo Brees, dueño del canal, y su hijo
Patrick observan el show.
-Me
parece, macabro si he de elegir una palabra- respondió correcto y su padre lo
mira y dice como un rey hablando a su futuro heredero.
-Míralos,
míralos bien hijo porque ellos son el nuevo pan y circo los magnetos de
atención, los devastadores de conciencias y tú serás el director de esta
orquesta. Mira esa pantalla, ese número, “51.60” ¿sabes qué significa? La mitad
del mundo te pertenece, es tuya y pensarán tan poco como tú quieras,
cuestionarán lo menos que tú ordenes. Nuestro mundo Patrick el mundo de los
poderosos es pequeño, débil si se le invade pero la rebelión requiere de seres
pensantes, de libertadores, de mentes astutas y espadas afiladas. Para evitar eso
está la televisión: ¿cuántos cerebros brillantes pueden aparecer si las
discusiones giran en torno a las rencillas de gente que no conocen, de bufones
ofreciendo sus dolores por dinero fresco y reconocimiento público?
-Señor
Brees- llama la atención un técnico –mire la pantalla siete- y en el canal
competidor el supuesto abusador entraba al set a contar su versión de la
historia, a desmentirla, a aplacarla tal vez, con testimonios de sus familiares
y cercanos. La batalla comienza.
-Patrick,
acaba de empezar la más hermosa de las batallas. Quién será capaz de generar
mayor estupidez y espasmo mental. Pondré el altavoz, escucha con atención- le
indicó sacando su teléfono celular.
-¡Teresa
Palacios! veo tu astuta jugada por mis pantallas- saludó Brees a la dueña del
canal competidor.
-Brees,
no esperabas que me rindiera pasando una película de los noventa o algún viaje
cultural reciclado- el orgullo llegaba con fuerza al auricular de Marcelo
Brees.
-Pierdo
puntos lo reconozco y creo que compartimos cuatro quintos de la audiencia ahora-
-¿Maravilloso,
no? este pobre muchacho se vendió por tan poco que pude pagarle a un invitado
especial esta noche- reía Teresa con perversión forzada.
-Déjame
adivinar, un psicólogo o un policía con su detector de mentiras o una ex del
tipejo ese-
-¡Ja! Sigue
mirando mi canal y tendrás tu respuesta, y me das un punto de rating de pasada-
cerró un ojo con su voz.
-Así te
devolveré el favor de darme uno a mí- y se despidieron para volver a sus
tierras.
-Cuarenta
tenemos ahora papá, hemos perdido mucho- dio cuenta el despierto e ingenuo
muchacho.
-¿No te
emociona? con Teresa luchando esto es más entretenido- Marcelo caminó hacia su
director, le susurró palabras al oído y éste por el sonopronter a los
conductores del programa. Se alejó para volver con su hijo –mira esto- y entra
al set una mujer joven, sencilla, sin farándula en la sangre. Apenas se sienta
aclara ser una ex-novia del galán maltratador y por supuesto a ella también la
golpeó, un empujón en un día de furia ebria, una cachetada fuerte en algún
evento estresante. La pantalla se calentaba, los diarios cambiaban sus portadas,
#weoncobarde subía como la espuma.
-De una
agencia de actores hijo ¿de dónde más?- le tocó el hombro y luego dijo –hay algo
que nunca debes olvidar Patrick, la polémica se inventa no se busca.
Al
finalizar la noche y dar cuenta de los clásicos empates técnicos entre las
emisoras de Patrick y Teresa, padre e hijo bajaban al estacionamiento del canal
para regresar a casa.
-Mira
quién llama- dijo Marcelo a su hijo mostrándole el celular. -¡Teresa! Buen duelo
el de hoy, lo del detector de mentiras estuvo soberbio.
-Y esa “ex”
de cabaret, bra-vo-
-Bien,
ha sido suficiente por hoy. Nos estamos subiendo al auto con Patrick-
-Pasaré
al supermercado antes de ir a casa, podrías cocinar tú hoy para variar-
-Lo
pensaré de aquí a casa querida. Nos vemos allá, te quiero mucho-
-También
te quiero amor y por favor esta vez no te olvides de dejar tu auto al fondo, yo
salgo primero mañana-
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