OCACIONALMENTE ALGO INTERESANTE

viernes, 25 de junio de 2010

Google, Benedetti, La Web 2.0, 3.0 y La Ciencia Ficción Posible

Desván Para Pensar

A la oficina llegó la tecnología de Google Apps para mejorar la comunicación y el intercambio de información. Llegó un tipo con acento caribeño (resultó ser colombiano) a darnos una charla de las posibilidades y alcances de las maravillosas herramientas Google. Se presentó entonces "mi nombre es Mario Benedetti", una curiosidad que algunos captamos y otros se limitaron a preguntarme "¿había un escritor que se llamaba así no?" Durante su presentación debo decir no me sorprendió en lo absoluto pero si me hizo recordar algunos libros que he leído (lógico, primero los de Benedetti) porque lo más destacable de Google Apps es que cualquiera de tus colaboradores puede saber qué haces y dónde estás en cualquier momento y viceversa. Me refiero a la subvalorada rama de la ciencia ficción literaria comprensible en todo caso tomando en cuenta que, desde mi perspectiva, hay dos clases de ciencia ficción.

Primero esta la ficción-fantasía donde abundan libros y películas que presentan una época futura del todo imposible. "Star Wars" es un gran ejemplo: sociedad espacial que a la hora de pelear se enfrentan en batallas dignas de los ejércitos romanos con miles de soldados y armatostes de guerra enfrentándose usando rústicas armas disfrazadas de lásers. Pero también está la ciencia ficción de verdad donde los escritores se preocupan de brindar al lector un mundo futurista pero absolutamente posible. Julio Verne ya lo demostró: En 1865 mandó una enorme bala tripulada a la Luna gracias a una poderosa propulsión mientras que en 1863 describió al Paris del siglo veinte como una sociedad centrada en los negocios y la tecnología entre las que incluyó una red de telégrafos mundial interconectada, aire acondicionado y altísimos edificios.

Dicho eso la presentación de Mario Benedetti me recordó a 1984, la novela de George Orwell. Me recordó este asunto de la web 2.0, la 3.0 ya anunciada y después quién sabe qué punto cero se viene. Utilizando el sistema de Google en su máxima expresión todos en la oficina van a estar enterados de lo que hace cada uno ya sea por su estado en el chat (conectado, ocupado, estoy en...) o por las agendas y compromisos laborales de dominio público. Está todo diseñado para que te enteres sin equivocación dónde está cada compañero de oficina. Para qué hablar de las redes sociales. Todos pueden saber tu estado civil, recorrer tu currículum, enterarse en unos cuantos caracteres lo que piensas justo ahora. Ya se habla de una red para el celular donde tus amigos podrán ubicarte cuando quieran gracias a una especie de GPS público. No olvidemos las cientos de cámaras de vigilancia de la ciudad, los registros de cada actividad hecha en tu computador que queda siempre registrada, los peajes electrónicos que detectan la ruta que seguiste en las autopistas, el celular en el que siempre te pueden llamar estés donde estés, las tarjetas de débito y crédito registrando todas tus transacciones, los programas de fidelidad de cliente que registran todo lo que has comprado, tu e-mail formando parte de bases de datos en miles de computadores. Para que hablar de la reducción del lenguaje, de un diccionario cada vez más pequeño en variedad de palabras. Estar feliz, sonreír, alegrarse, reír, estar contento, dichoso, palabras eliminadas del diccionario de la web 2.0 ya que oficialmente todo eso se dice ":-)" y eso es doblemásbueno.

¿Quién es este Gran Hermano que nos observa todo el tiempo? ¡qué importa después de todo ya nos hemos rendido ante él! Esas miles de "telepantallas" que siguen cada uno de nuestros pasos nos son indiferentes, están encendidas todo el tiempo y para nosotros es una realidad aceptada, necesaria y somos cada vez más inútiles sin los posters con el rostro del Gran Hermano vigilándonos con su infalible mirada. Alguna vez, estoy seguro, se dijo que "1984" era una novela fantasiosa, una ficción interesante. Hoy me tiemblan las manos al escribir este posteo no por su contenido sino porque se me cruza por la mente desconectarme del mundo, dejar de ser siempre visible, esquivar el ojo atento de la tecnología omnipresente, escribir mis sentimientos con palabras en vez de usar puntos y comas. Pensar eso me convierte en un Criminal Mental.

sábado, 19 de junio de 2010

Adicción a Social City y Otras Adicciones

Línea de Aparatos y Artefactos

Como aficionado a los videojuegos ocacionalmente me dan ataques de adicción por cierto juego. A lo largo de mi vida son contados con los dedos pero nunca me había pasado uno tan particular como en mi última adicción. Social City ¿qué es? es uno de esos juegos de Facebook que terminas probando gracias a la invitación de un amigo, en mi caso particular invitado por una compañera de trabajo ahora mi vecina virtual. ¿Lo curioso? es que es un juego más bien simplón: se trata de construir una ciudad emplazando edificios residenciales, fábricas, plazas y entretenciones en resumen un "Sim City" súper simplificado. ¿Adicción? inexplicable porque siendo tan sencillo se las arregla para hacerte volver a Facebook una y otra vez sólo para verificar cómo va tu ciudad, si ya está lista para seguir creciendo o si las fábricas ya terminaron su producción. ¿Complejo y desafiante? en lo absoluto y por eso esta adicción no tiene ningún sentido, tiene tanto reto como ver crecer una planta pero no lo comprendo, no logro entender el porqué mientras escribo en este blog tengo en la otra ventana abierto Facebook listo para hacer click en Social City. ¿Recomendable? absolutamente, es de esos pocos juegos que de verdad debes probar para saber de lo que hablo.

¿Otras Adicciones? por dar algunos ejemplos: Hace muchos años alguien se las arregló para instalar el "Stunts" en los computadores del colegio. Las clases de computación nunca tuvieron sentido hasta la llegada de ese juego de carreras cuya particularidad recaía en las acrobáticas pistas y la opción de construir tus propias pistas lo que le brindaba infinitas posibilidades. ¿Otro? recuerdo cuando me conseguí una copia del "Starcraft", bastaron un par de batallas para no dejarlo nunca más y es de esos juegos que o te carga y no lo juegas nunca más o terminas volviéndote loco aguantando partidas de horas de duración. Podría seguir: "Metal Gear Solid" y "Gran Turismo 2" para Playstation, "Super Metroid" para Súper Nintendo o "Portal" para PC. En defensa a esas adicciones puedo decir sin temor a que son justificadas. Cada uno es una joya reconocida por cualquiera que algo sepa de videojuegos. Pero Social City es como ser adicto a lamer postes de fierro: sólo quienes lo han hecho pueden decir porqué no se puede dejar.

jueves, 17 de junio de 2010

Entre Lluvia y Pozas

Rincón de los Relatos

Íbamos con Macarena entrando al cine, perfecto panorama para un día lluvioso. Con entradas en la mano nos dirigíamos a la sala y cuando cruzábamos el vestíbulo principal apareciste tú. Ibas riendo, haciendo gestos graciosos quizás recordando algún buen momento de la película que acababas de ver. Cuando enderezaste la mirada nos vimos, yo con Macarena de la mano, tú abrazada de tu novio. Nos miramos, nos recordamos, seguimos caminando hacia delante sin dejar de mirarnos.

No has cambiado nada. Tu mirada no ha cambiado, no la que me diriges a mí. Es imposible engañar con la mirada, tu cuerpo puede estar rígido, tus manos tomadas a las de otra, tu mente volcada en tratar de ignorarme, pero a tus ojos todavía le tiemblan las rodillas al verme, todavía tartamudean y a mi cómo me encanta y no lo puedo disimular.

Como siempre te da risa. Hago lo imposible para parecer que ya no me importas pero lo veo en tus ojos. Se ríen coquetos de mí, se llevan la mano a la boca y sonríen entre jotas e íes. Pasamos lado a lado y no resistimos seguirnos con la cabeza ahora controlada por la vista y sin embargo no es suficiente para arrancar de las manos de Macarena y entregarme del todo a los acelerados impulsos que invaden mi garganta.

Ojalá tuviera la fuerza para soltarme de Marcelo y correr hacia ti, desvanecerme en tus brazos de alfeñique pero que abrazan con una fuerza cálida, protectora, amorosa, una bomba nuclear podría caer en nuestras cabezas y sólo serviría para incrementar la radiación que mis mejillas producen al rozar las tuyas.

Entramos a la sala justo a tiempo para la película. Nos sentamos al centro de la sala, Macarena a mi lado izquierdo como siempre. Apenas comenzó la cinta ya no volví a ponerle atención a la pantalla. Te imaginé a ti sentada en la butaca vacía a mi derecha. Te vi de perfil observando la película con esa atención tan curiosamente exagerada como si hasta tus pies estuviesen participando en la trama.

Salimos del estacionamiento subterráneo y me di cuenta que estaba lloviendo. ¿Recuerdas qué hacíamos cuando llovía? Apenas nos enterábamos que llovía nos juntábamos para caminar bajo la lluvia y chapotear en las pozas. Cómo me encantaba verte enojado cuando saltaba a una poza cercana sólo para mojar tu ropa. Y te enojabas tanto pero qué mal actor eras. Eso es lo que más me divertía.

Creo que nunca vi una película por completo cuando veníamos al cine. Perdía el tiempo mirándote por largo rato y tú no despegabas tu atención en la pantalla incluso comías cabritas sin dejar de mirar al frente mientras yo te observaba. Pero más que mirarte lo que más me gustaba era ver tus esfuerzos por ignorarme, te hacías la que veías la película y siempre te delataba ese segundo que demorabas en reírte de alguna escena graciosa porque reías luego de escuchar a los demás.

Cuánto te extraño, si lo supieras. Debimos seguir juntos por siempre y en vez de eso estoy en el auto de Marcelo escuchándolo hablar de lo maravilloso que le va en su trabajo de no sé qué. Mis “ajá” reflejos son suficientes para hacerle creer que lo escucho mientras miro hacia la calle, la lluvia, el vidrio medio empañado, hasta el denso calor del aire acondicionado me recuerda a ti. Imagino que estamos en una banca del parque, los únicos sentados porque es un día que llueve y sólo los idiotas se sientan en bancas los días lluviosos. Y ahí estamos tú y yo, los más idiotas de todo el parque. Me recuesto en tu hombro derecho, cierro los ojos y pienso en nada.

Apenas tengo conciencia que estoy en el cine. Trato de disipar mi atención de ti, miro a Macarena pero se ve tan sosa mientras mira la película casi llega a desagradarme. Miro a mi derecha y estás tú toda empapada por la lluvia y sin embargo no te molesta en lo absoluto. A mí, sólo una cosa me molesta y sin siquiera mirarnos te das cuenta y te recuestas en mi hombro. Y yo me recuesto sobre tu pelo.

Voy saliendo del cine en compañía de Marcelo después de una película aburridísima pero que a él le encantó. “Te gustó la película mi amor” y no tuve opción más que decirle que sí y recreé una de las escenas graciosas de la película para que se convenciera. Apenas enderezo la vista veo que venías de la mano con tu novia. Fue un segundo en que sabía que no podría dejar de verte mi siquiera cuando estuvieras fuera de mi vista.

Sigues igual que siempre, una excelente actriz pero a mí no me engañas. Veo que ríes recordando la película pero sólo lo haces para agradar, en realidad te cargó.

Te veo y me pregunto ¿Qué hago con Marcelo? ¿Por qué no estoy para siempre contigo? Y no hay razón.

Miro a Macarena por última vez, ella me miró y me sonrió como si le estuviera tirando un piropo. Me detengo.

Y le digo “lo siento Marcelo”.

“Pero ya no te quiero”.

Así de fría.

Así de directo.

Y fue como escaparnos de los brazos de un magneto enorme.

Nos abrazamos como nunca.

Llorando te dije “¿Viste que afuera está lloviendo?”

Y te respondí “Pero no vayas a salpicar con agua mis pantalones nuevos”

sábado, 12 de junio de 2010

La Policía del Lenguaje y Los Todopalabra

Rincón de los Relatos

La orgullosa policía del lenguaje: profesionales de elite con la sola misión de liberar al mundo del mal uso del lenguaje que a diario invade de ignorancia e incultura al mundo. Tres fuerzas especiales fueron creadas: los escoltas de la gramática junto a los vigilantes de la ortografía y los guardianes de la semántica. Omnipresentes e inclementes.

La policía del lenguaje tiene un actuar riguroso y de total conocimiento por la población. Por ejemplo: si un vigilante de la ortografía encuentra en un escrito suyo la palabra “arbol” se considera de inmediato de una gravedad tíldica inexcusable y por lo tanto se le prohibirá usar la palabra “árbol” en cualquier manifestación del lenguaje. Si la vuelve a usar podría conducirlo a que los guardianes de la semántica le arrebaten el derecho de usar la palabra “árbol” y todo su campo semántico. ¿Otro ejemplo? El uso de una palabra no especificada en el Diccionario Oficial como el caso de “tíldica” en este mismo artículo provocaría la prohibición de usar la palabra raíz que en este caso “tilde”.

Esto ha hecho de la comunicación un caos. Poetas ocasionales que cayeron en una “hermoza” y estúpida equivocación tienen dificultades para enamorar a sus musas y peor todavía cuando en un esfuerzo por reemplazarla han caído en una torpe “vella” o una tonta “presiosa”. ¿Cómo decirle a una mujer que es hermosa si te han prohibido cuanto sinónimo hay de la belleza? Ni hablar del lenguaje cotidiano. Ya nadie te pregunta “¿Cómo estás?” ni modo: ¿quién diablos recuerda en qué momento poner la tilde en la “o” y cuándo no? Los vigilantes de la ortografía son especialmente inflexibles en lo diacrítico.

Otro caso. Usted ya habrá notado que mi artículo carece de comas. Por una consideración de los escoltas de la gramática me han sido prohibidas y en su lugar uso conjunciones como “y” u “o” y cuando puedo los dos puntos. No pude hacer nada porque consideraron su mal uso al poner la coma a continuación de un cierre paréntesis. Ni siquiera fue mi intención pero bueno ya que el error fue insoportable para los escoltas de la gramática me dejaron sin coma.

Es así como ha surgido una nueva alta sociedad llamados los (con la palabra ya certificada) todopalabra. Uno puede identificar a un todopalabra porque te saluda pedante con un “¿cómo le va?” seguido de un “¿qué hay de nuevo en su día?”. Esto porque se cuentan diecinueve de cada veinte personas que han perdido el uso del “cómo y como” y el “qué y que”. Lo pronuncian siempre con una leve entonación remarcada en la tilde cuando corresponde haciendo notar su condición social en el saludo mismo. Por el contrario alguien de baja escala social se limita a la reverencia como saludo por la cantidad de posibilidades de lenguaje que ha perdido.

La policía del lenguaje. Su trabajo es salvaguardar el buen uso del lenguaje pero los todopalabra son incluso más letales. Apenas notan una falta de ortografía acuden de inmediato a los vigilantes no sin antes tratar de inculto e ignorante al infractor usando palabras rimbombantes o dedicándoles vocablos de deletreo imposible. ¿Será necesario que anden siempre con la cabeza hacia arriba y mirando hacia abajo? Cuánta humildad (aclaro que esto es ironía pues los antónimos de humildad me han sido todos prohibidos)

Debo admitirlo: solía detestar sobretodo las faltas ortográficas. No tanto la semántica con historias como la de “apañar” que está prácticamente anulada del lenguaje por su pésimo uso y no tanto la mala redacción ya que después de todo el uso de comas y punto y comas es casi para un doctorado. Pero desde la aparición de la policía y los todopalabra estoy a punto de llamar a una revolución (qué tentación escribirla con “b”) para que bajen la mirada a la tierra y dejen de respirar ese aire superior que los convierte en tiranos del lenguaje. Debo admitirlo: me gustaba cuidar mi buen uso del lenguaje pero los todopalabra me han contagiado su odiosidad y su mirada de asco ante la ausencia de una tilde o la aparición de una “s” que debía ser “z”. ¡Al demonio! ¡Viva la rebolución!, coma, coma, ¡COMA,,,!

jueves, 10 de junio de 2010

Sofía Virgo v/s Evelyn Q

Rincón de los Relatos

Nota: Conoce más sobre Sofía Virgo siguiendo este link.

Némesis
. Ese antagonista infaltable, imprescindible. Todos tenemos a ese contraste que se opone a nuestras metas y deseos y aunque para algunos es más difícil de encontrar no es el caso de Sofía Virgo, no puede serlo para alguien dedicada a buscar la verdad. Tal es Evelyn Q. Sofía Virgo cursa el tercer año medio A, Evelyn Q el tercero B pero eso es sólo una anécdota dentro de la verdadera competencia. Y no se trata de la detective contra la criminal, la heroína y la villana, la buena y la mala: Evelyn Q se las arregla para crear alguna clase de misterio alrededor de la comunidad escolar. Sofía, a pesar de siempre saber cuándo ha sido ella y cuando no, lo complejo es ponerla al descubierto, averiguar cómo logra desconcertar a través de un hecho curioso que pone a mover a todo el colegio en torno al suceso.


Siendo un día jueves cualquiera tocan el timbre para salir al recreo del almuerzo. Cinco minutos después que Sofía salía de su sala de clases el estruendo de una alarma de autos venía desde los estacionamientos de profesores. Al principio nadie reaccionaba hasta que se escuchó el estruendo de vidrios quebrándose y casi de inmediato, desde la sala de profesores, vieron salir corriendo al señor Canales que al parecer reconocía la alarma de su auto. Sólo entonces Sofía corrió detrás del hecho.
-¡Pero quién hizo esta barbaridad! – gritaba encolerizado el profesor Canales - ¡malditos chiquillos idiotas, ya verán! – amenazaba llorando de rabia. No era para menos: estacionado en paralelo a una acera, el auto del profesor lucía el vidrio trasero que daba hacia la vereda con un hoyo y trizas alrededor además del capó del maletero entreabierto con lo que supuso de inmediato que le habían robado.

-Lo peor para el profe es que nadie lo quiere mucho – comentó Coni a Sofía una vez que el profesor ya se iba a contarle el cuento al director.
-Cierto, cierto – se limitó a decir Sofía quien se acercó a la ventana a mirar hacia dentro.
-Ven a ver Coni, esto es interesante – invitó – mira hacia adentro y dime lo que ves –Coni miró a través del agujero y buscó pero no encontró nada.
-No veo nada raro – respondió sabiendo que si Sofía lo preguntaba es porque algo había.
-¡Exacto! – exclamó – pero debería haberlo ¿no crees? al menos la piedra con que rompieron el vidrio.
-¿Cómo sabes que fue con una piedra? –
-Bueno estos vidrios son muy duros, no creo que le hayan dado un puñetazo o habría quedado sangre o, de usar una protección, rastros de género o algo – pasaba por su mente la pregunta "por qué molestarse en esconder la piedra si no basta por sí sola para culpar a alguien".
-¿Y entonces? – preguntó Coni – tal vez fue con un martillo, un bate, cualquier cosa – Sofía ya iba un paso adelante y fue a ver la parte trasera del auto. Sin esfuerzo abrió el capó y miró en su interior para sólo encontrarse con un montón de artículos de auto desparramados a los lados: extintor, herramientas, botiquín, triángulos entre algunos papeles sueltos.
-Lástima que el profesor se haya ido o podríamos preguntarle qué más tenía – dijo Coni pero Sofía Virgo no le hizo caso y metió la cabeza dentro del capó y la sacaba rápidamente.
-Estoy segura que no tenía nada más – dijo y siguió su razonamiento en pensamientos “no, porque esto no es un robo ni una venganza, esto es por Evelyn Q”. Volvió a ponerse frente al vidrio quebrado mientras recordaba los hechos. Sin anunciar nada pasó los dedos desde el borde de la ventana hasta al centro del agujero pasando por el borde de la quebradura.
-¡Pero qué hiciste! – se asustó Coni al ver que a Sofía le sangraban los dedos por heridas no poco profundas. Sin verse preocupada, sacó un pañuelo desechable de su bolsillo, lo apretó y luego dijo.
-Coni, voy a limpiarme esto. Necesito que te quedes para que le preguntes al profesor si le robaron algo y estés atenta a cualquier comentario o reacción. Puede ser importante – Coni asintió con la cabeza mientras Sofía se alejaba. En realidad nada de eso le importaba ya a Sofía, era una treta para que Coni no la siguiera porque cuando Evelyn Q atacaba sólo Sofía y la perpetradora se enteraban de todo. Los misterios provocados por Evelyn jamás salían de la boca de Sofía.

Llegó entonces al casino del colegio y miró a la mesa más arrinconada, más alejada de las ventanas y de las pocas mesas sólo para dos personas. Ahí, tomando una lata de bebida con la actitud de alguien que toma cerveza estaba sentada Evelyn Q. Sin decir palabra alguna Sofía se acercó, se sentó frente a ella y abrió la lata de bebida que Evelyn ya le había comprado.
Se miraron un momento, como duelistas antes de dar el primer disparo. Tenían mucho en común a pesar de todo: Eran conocidas por actuar más como adultos y su apellido no era Virgo ni su segundo nombre o apellidos empezaban con Q. El contraste eran sus rostros, Sofía lucía siempre más bien seria, inquisitiva muy a la par con su actitud más madura. Evelyn tenía facciones de niña y una sonrisa tierna que nunca se le despegaba.
-Deberías tener más cuidado dónde pones la mano – observó Evelyn mirando el pañuelo ensangrentado de Sofía.
-El rigor investigativo lo requería – se limitó a decir. Ambas disfrutaban tanto retando, hablando una con la otra. Una relación de la cual tienes la certeza es una amistad muy profunda.
-¿Y bien? – Evelyn lo sabía. Sofía, también.

¿Cómo lo hizo Evelyn Q? esa era la pregunta. ¿Cómo rompió el vidrio sin dejar huellas sobre el objeto que usó, que para Sofía sin duda era una piedra? Nadie más se lo preguntaba porque para todos lo importante era el motivo, saber qué le robaron al profesor del maletero. Pero Sofía sabía que no había motivo, que no había robo y que no había piedra. Amigo lector: ¿puedes responder esas preguntas antes de seguir leyendo?


-Fue algo simplón esta vez – dijo Sofía.
-¿Y eso por qué? – preguntó Evelyn sin real duda.
-Tirar una piedra a un vidrio, cuánto misterio podría haber ahí –
-Ah claro pero tú no lo ves así de simplón – aseveró.
-Es verdad. Un alumno cualquiera queriendo vengarse hubiera arrojado la piedra y huido en el acto. La pregunta es cómo sacó la piedra de dentro del auto tan rápido como para alcanzar a arrancar – Sofía se adelantó a Evelyn que quería agregar algo – además para qué sacar la piedra, es sólo un vidrio, nadie se molestaría en hacer análisis para averiguar quién había tocado la piedra –
-Ese es, amiga mía, el punto más interesante del asunto – apoyó Evelyn Q dándole un sorbo a su bebida sin dejar de sonreír un solo momento.
-La respuesta está en los sonidos – empezó Sofía rascándose suavemente la mejilla– la alarma sonó antes que el vidrio, significa que forzaron el capó antes de romper el vidrio. Esto no importó pues nadie reacciona con celeridad cuando se escucha la alarma de un auto, es casi un sonido ambiente natural. Contando con eso nuestro sospechoso hizo todo al revés –
-Es decir… - Evelyn Q ahora sonreía de verdad, le encantaba escuchar de Sofía todo lo que ella había hecho. Realmente era única.
-Es decir – continuó la detective – que la piedra estuvo antes en el auto que el vidrio quebrado. El vándalo abrió el capó y se arrastró por dentro con una piedra en la mano, empujó los asientos traseros lo suficiente para darle ángulo de tiro al vidrio, lanzó la piedra, ésta cayó afuera y la persona salió rauda de vuelta por el capó.
-¡Genial! – aplaudía Evelyn con verdadera alegría – y ni siquiera dudaste en pasarle los dedos al vidrio para ver si las astillas quedaron apuntando hacia afuera.
-Esta vez exageraste un poco – hizo notar Sofía divertida con el asunto.
-¡Oh, vamos! ese viejo se merecía una lección, además no es vandalismo cuando se trata de un reto, detective.